lunes, 3 de marzo de 2014

Oración misionera, 9 de marzo

NOVENA DE LA GRACIA A SAN FRANCISCO JAVIER (del 4 al 12 de marzo) Y JAVIERADAS (9 y 15 de marzo)


Sigue curvado sobre mi, Señor,
Remodelándome,
Aunque yo me resista.
!Qué atrevido pensar  que tengo yo mi llave!
!Si no sé de mi mismo!
Si nadie, como Tú,
puede decirme lo que llevo en mi dentro.

Ni nadie hacer que vuelva de mis caminos
que no son como los tuyos.
Sigue curvando sobre mí, tallándome,
aunque a veces de dolor te grite.
Soy pura debilidad -Tú bien lo sabes-,
tanta, que, a ratos
hasta me duelen tus caricias.

Lábrame los ojos y las manos,
la mente, la memoria
y el corazón,- que es mi sagrado -,
al que no te dejo entrar cuando me llamas.
Entra, Señor, sin llamar, sin permiso.
Tú tienes otra llave, además de la mía,
que en mi día primero, Tú me diste,
y que empleo, pueril, para cerrarme.

Que sienta sobre mí tu "conversión"
y se encienda la mía del fuego de la Tuya,
Que arde siempre, allá en mi dentro.
Y empiece a ser humano.
a ser humano,
a ser persona.
 
(Ignacio Iglesias, sj)


 
 
MATEO 4,1‑11
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al final sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Pero él le contestó, diciendo: «Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”». Entonces el diablo lo lleva a la Ciudad Santa, lo pone en el alero del templo y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”». Jesús le dijo: «También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria, le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto”». Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.
 
 


Distíngueme, Señor, ponme tus señas
en medio de la frente, que no sea
un número cualquiera, un trozo solo
de identidad perdida confundiéndose.

Márcame bien los ojos, traza un signo
de ternura en mis manos, que las huellas
de mis pies al andar marquen tu paso
desigual y perfecto por la tierra.

No consientas que borren estas voces.
Que anulen mi palabra, que me pierda
anónimo y sin luz sin yo ya propio.

Tan libre quiero estar, tan en mí mismo,
lejos de los senderos uniformes
que estoy contra mí mismo y contra todos.

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