domingo, 11 de diciembre de 2011

LECTURA MISIONERA DE LA BIBLIA, MOISÉS (1)

TEXTO BÍBLICO (Éxodo 1,8-2,10)

8 Asumió el poder en Egipto un nuevo rey, que no había conocido a José. 9 Él dijo a su pueblo: “El pueblo de los israelitas es más numeroso y fuerte que nosotros. 10 Es preciso tomar precauciones contra él, para impedir que siga multiplicándose. De lo contrario, en caso de guerra se pondrá de parte de nuestros enemigos, combatirá contra nosotros y se irá del país”. 11 Entonces los egipcios pusieron a Israel a las órdenes de capataces, para que lo oprimieran con trabajos forzados. Así Israel construyó para el Faraón las ciudades de almacenamiento de Pitóm y Ramsés. 12 Pero a medida que aumentaba la opresión, más se multiplicaba y más se expandía. Esto hizo que la presencia de los israelitas se convirtiera en un motivo de inquietud.

Por eso, los egipcios redujeron a los israelitas a la condición de esclavos, 14 y les hicieron insoportable la vida, forzándolos a realizar trabajos extenuantes: la preparación de la arcilla, la fabricación de ladrillos y toda clase de tareas agrícolas.

15 Además, el rey de Egipto se dirigió a las parteras de las mujeres hebreas –una de ellas se llamaba Sifrá y la otra Puá– 16 y les ordenó: “Cuando asistan durante el parto a las mujeres hebreas, observen bien el sexo del recién nacido: si es un varón, mátenlo, y si es una niña, déjenla vivir”. 17 Pero las parteras tuvieron temor de Dios, y en lugar de acatar la orden que les había dado el rey de Egipto, dejaban con vida a los varones. 18 El rey las mandó llamar y les preguntó: “¿Por qué han obrado así y han dejado con vida a los varones?”. 19 Ellas le respondieron: “Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias: tienen mucha vitalidad, y antes que llegue la partera, ya han dado a luz”. 20 Por eso Dios fue bondadoso con las parteras. El pueblo creció cada vez más y se hizo muy poderoso, 21 y como ellas habían obrado con temor de Dios, él les concedió una familia numerosa. 22 Entonces el Faraón dio esta orden a su pueblo: “Arrojen al Nilo a todos los varones recién nacidos, pero dejen con vida a las niñas”.

2 1 Un hombre de la familia de Leví se casó con la hija de un levita. 2 La mujer concibió y dio a luz un hijo; y viendo que era muy hermoso, lo mantuvo escondido durante tres meses. 3 Cuando ya no pudo ocultarlo más tiempo, tomó una cesta de papiro y la impermeabilizó con betún y pez. Después puso en ella al niño y la dejó entre los juncos, a orillas del Nilo. 4 Pero la hermana del niño se quedó a una cierta distancia, para ver qué le sucedería.

5 La hija del Faraón bajó al Nilo para bañarse, mientras sus doncellas se paseaban por la ribera. Al ver la cesta en medio de los juncos, mandó a su esclava que fuera a recogerla. 6 La abrió, y vio al niño que estaba llorando; y llena de compasión, exclamó: “Seguramente es un niño de los hebreos”.

7 Entonces la hermana del niño dijo a la hija del Faraón: “¿Quieres que vaya a buscarte entre las hebreas una nodriza para que te lo críe?”. 8 “Sí”, le respondió la hija del Faraón. La jovencita fue a llamar a la madre del niño, 9 y la hija del Faraón le dijo: “Llévate a este niño y críamelo; yo te lo voy a retribuir”. La mujer lo tomó consigo y lo crió; 10 y cuando el niño creció, lo entregó a la hija del Faraón, que lo trató como a un hijo y le puso el nombre de Moisés, diciendo: “Sí, yo lo saqué de las aguas”.

COMENTARIO BÍBLICO

El nuevo faraón que no sabía nada de José podría ser Seti I, que fue quien trasladó el trono real desde Tebas, en el Alto Egipto, al delta del Nilo, y eso hizo necesario un amplio programa de construcciones. Las excavaciones realizadas en la antigua Pitom indican la probabilidad de que esa construcción fuese realizada en trabajos forzados.

El relato de las comadronas sirve para poner de relieve el cuidado providencial de Dios sobre su pueblo, un tema que llena todo el libro del Éxodo. Los nombres de las comadronas son semitas, luego no eran egipcias.

Al texto bíblico aquí escrito se le han ido añadiendo otras tradiciones posteriores según las cuales la hija del faraón tuvo que sacar personalmente a Moisés del río ya que las criadas se negaron a desobedecer el edicto del monarca.

El versículo 2,10 presenta la etimología popular del nombre “Moisés”, que significaría “sacar”. Sin embargo los autores modernos están convencidos de que el nombre “Moisés” es de origen egipcio y solo conserva una parte de su totalidad porque la tradición judía le habría quitado lo más específicamente egipcio. El término egipcio “Mose” significa “ha nacido”.

El Antiguo Testamento no habla de la educación de Moisés, pero se puede suponer que en aquella época los jóvenes cortesanos aprendían la escritura jeroglífica, la hierática y la cuneiforme de las naciones vecinas (hititas, asiro-babilonios…).


COMENTARIO MISIONERO

Este texto tiene gran actualidad por una doble esclavitud en la que nos movemos: la esclavitud a la que nos reducen los poderosos y nuestro estilo de vida, y por otra las esclavitudes que siguen existiendo en nuestro mundo. Vamos por partes.

Falta de democracia: el que manda juega con la vida de los demás. Los poderosos nos reducen a esclavos del poder, del dinero, del orden establecido, de la fama… haciéndonos cada vez más apáticos. Quieren que nos quedemos quietos, que no reaccionemos, ni ante nuestras esclavitudes ni ante las esclavitudes de nuestro mundo. Hilos del poder y de un estilo de vida determinado que nos atan. Tenemos más miedos porque tenemos más cosas: las cosas hacen que tengamos miedo a perderlas. ¡Cuántas opresiones están provocadas por miedo! El miedo hace inventar un futuro amenazador, hace ver enemigos por todas partes. Viene perfecta la canción de Nach “El tiempo del miedo”: http://www.youtube.com/watch?v=ft8Ty9QNl5s

Estamos embarcados en un estilo de vida en la que necesitamos tantas cosas que ya no miramos más allá ni vemos lo que pasa en el resto del mundo, por ejemplo la venta de armas en el Cuerno de África a pesar de la hambruna (CONFER ha preparado un material muy interesante sobre este tema). Sigue habiendo situaciones de esclavitud en nuestro mundo.

¿Diferencia entre estas dos esclavitudes? Nosotros podemos salir por convencimiento, por lucidez de miras, por búsqueda de otros horizontes… En definitiva, por nuestra libertad. Si permanecemos en la esclavitud es porque queremos. A ellos sin embargo les viene impuesta.

¿Es posible el cambio? Sí, no perdemos la esperanza, pero sabemos que son cambios desde la base, desde la educación y a largo plazo. Educar a un hijo es una gran responsabilidad. Educar en la libertad, apreciando lo que se tiene.

Entre tanto, en el texto son las mujeres las que alientan esa esperanza con su manifiesta desobediencia a las leyes del faraón. Incluso su propia hija se permite desobedecer y hacer entrar en la misma casa del faraón a un hebreo que posteriormente cambiará la situación: el sistema se cambia por el mismo sistema.

Las mujeres desobedecen porque en general las mujeres hacen lo que les da la gana… Más en serio, estas mujeres desobedecen al ver surgir la vida: ante la vida optan por ella. Sensibilidad distinta de la mujer, que es capaz de proteger la vida aun a costa de desobedecer a un mandato casi sagrado del faraón.

En las sociedades tradicionales la familia se mantiene gracias al trabajo poco reconocido e infravalorado de la mujer. En general, la que mantiene unida a la familia es la madre.

En el África tradicional, las mujeres no iban a la guerra y no mataban, por eso la amenaza eran los varones.

Claro paralelismo entre el nacimiento de Moisés y el de Jesús: ambos amenazados al poco de nacer, ambos salvados en medio de otros muchos de su generación que murieron. Incluso la familia de Jesús huye a Egipto, tierra de Moisés.

Mano de Dios clara en este proceso, pero curiosamente en un texto en el que se le menciona poco, solo aparece mencionado indirectamente por el temor de Dios de las parteras. A veces no hace falta mencionar su presencia para que esté, y en este proceso de esclavitud en que durante años parece que lo que cabe soportar es solo su ausencia y su silencio, Él va labrando un futuro para ese pueblo a través de la fe y de la apuesta por la vida de algunas personas.

La película “El príncipe de Egipto” va a subrayar esa ruptura afectiva que surge en Moisés al haber sido criado con el hijo del faraón (futuro faraón) y ser por tanto amigo suyo, pero al tener que romper con él y enfrentarse en su camino de liberación.