lunes, 10 de octubre de 2011

LECTURA MISIONERA DE LA BIBLIA. HISTORIA DE JOSÉ Y SUS HERMANOS (1)

Por la extensión de este relato lo vamos a dividir en dos partes. Esta primera parte centrada en el odio de sus hermanos hacia José y su forma de deshacerse de él. La segunda parte será la continuación de la historia ya en Egipto. Excluimos de esta lectura misionera el tema de los sueños por razones de brevedad.

TEXTO BÍBLICO (Génesis 37)

3 Israel amaba a José más que a ningún otro de sus hijos, porque era el hijo de su vejez, y le mandó hacer una túnica de mangas largas. 4 Pero sus hermanos, al ver que lo amaba más que a ellos, le tomaron tal odio que ni siquiera podían dirigirle el saludo.

12 Un día, sus hermanos habían ido hasta Siquém para apacentar el rebaño de su padre. 13 Entonces Israel dijo a José: “Tus hermanos están con el rebaño en Siquém. Quiero que vayas a verlos”. “Está bien”, respondió él.

18 Ellos lo divisaron desde lejos, y antes que se acercara, ya se habían confabulado para darle muerte. 19 “Ahí viene ese soñador”, se dijeron unos a otros. 20 “¿Por qué no lo matamos y lo arrojamos en una de esas cisternas? Después diremos que lo devoró una fiera. ¡Veremos entonces en qué terminan sus sueños!”. 21 Pero Rubén, al oír esto, trató de salvarlo diciendo: “No atentemos contra su vida”. 22 Y agregó: “No derraméis sangre. Arrojadlo en esa cisterna que está allá afuera, en el desierto, pero no pongáis las manos sobre él”. En realidad, su intención era librarlo de sus manos y devolverlo a su padre sano y salvo. 23 Apenas José llegó al lugar donde estaban sus hermanos, estos lo despojaron de su túnica –la túnica de mangas largas que llevaba puesta–, 24 lo tomaron y lo arrojaron a la cisterna, que estaba completamente vacía. 25 Luego se sentaron a comer.

De pronto, alzaron la vista y divisaron una caravana de ismaelitas que venían de Galaad, transportando en sus camellos una carga de goma tragacanto, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto. 26 Entonces Judá dijo a sus hermanos: “¿Qué ganamos asesinando a nuestro hermano y ocultando su sangre? 27 En lugar de atentar contra su vida, vendámoslo a los ismaelitas, porque él es nuestro hermano, nuestra propia carne”. Y sus hermanos estuvieron de acuerdo.

28 Pero mientras tanto, unos negociantes madianitas pasaron por allí y retiraron a José de la cisterna. Luego lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de plata, y José fue llevado a Egipto. 29 Cuando Rubén volvió a la cisterna y se dio cuenta de que José había desaparecido, desgarró su ropa, 30 y regresando a donde estaban sus hermanos, dijo: “El muchacho ha desaparecido. ¿Dónde iré yo ahora?”.

31 Entonces tomaron la túnica de José, degollaron un cabrito, y empaparon la túnica con sangre. 32 Después enviaron a su padre la túnica de mangas largas, junto con este mensaje: “Hemos encontrado esto. Fíjate bien si es la túnica de tu hijo, o no”. 33 Este, al reconocerla, exclamó: “¡Es la túnica de mi hijo! Un animal salvaje lo ha devorado. ¡José ha sido presa de las fieras!”. 34 Jacob desgarró sus vestiduras, se vistió de luto y estuvo mucho tiempo de duelo por su hijo. 35 Sus hijos y sus hijas venían a consolarlo, pero él rehusaba todo consuelo, diciendo: “No. Voy a bajar enlutado a donde está mi hijo, a la morada de los muertos”. Y continuaba lamentándose.

COMENTARIO BÍBLICO

Esta historia tiene un estilo distinto al resto del libro del Génesis: José aparece presentado como un sabio al estilo de Egipto y no hay intervenciones de Dios porque el mensaje está en el relato mismo, en el que acontecimientos aparentemente nefastos llevan a una conclusión feliz. Y sin embargo a pesar de esa diferencia este relato no es independiente del resto del libro y continúa el plan divino para preparar la constitución del pueblo escogido.

El odio de sus hermanos a José parte de la predilección de su padre, quien le hace una túnica como la que llevaban los reyes (y también de los sueños de José, en los que se ve como centro de atención y que aquí hemos suprimido para no alargar el relato).

Jacob no parece darse cuenta del peligro que entraña para José ir en busca de sus hermanos.

Los hermanos llaman a José “soñador”. A causa del significado divino que los antiguos atribuían a los sueños, los hermanos de José los considerarían efectivos mientras viviera quien los había pronunciado. De ahí que busquen su muerte.

El profeta Jeremías también fue encerrado en una cisterna seca.

Los ismaelitas (descendientes de Ismael, hijo de Abraham y de la esclava Agar) eran nómadas del desierto que se dedicaban frecuentemente al transporte de mercancías desde el Oriente de Egipto. También los madianitas eran nómadas. Estaban agrupados en tribus y eran parientes de Abraham por Queturá, su mujer egipcia. Al parecer, se dedicaban al mercado de esclavos.

Rubén y Judá quieren salvar a su hermano: el primero por ser el hermano mayor y por tanto responsable de la seguridad de los más jóvenes; el segundo, porque el derramamiento de sangre reclama siempre venganza.

La túnica teñida de sangre serviría de prueba de la muerte accidental por lo que los hermanos no serían considerados responsables de ella ni de la desaparición de José.

Jacob al final del texto expresa la creencia de aquel tiempo de un eventual encuentro en la región sombría del mundo de los muertos.

COMENTARIO MISIONERO

Lo primero que hemos resaltado de este texto es la envidia, presente en las propias familias. Envidia entre hermanos, y también envidia y rivalidad entre pueblos y países: hay quienes por mantenerse en el poder hacen sufrir sin que parezca importarles. Y también y por desgracia a veces surgen rivalidades entre misioneros…

Esta envidia y división va a ir provocando que los elegidos por Dios vayan tomando el camino hacia la esclavitud. De momento José queda en manos de traficantes de esclavos y de los ismaelitas, los descendientes de Ismael, hijo de Abraham que no hereda la promesa de Dios. Podemos caer en la esclavitud por nuestra propia responsabilidad y echando en saco roto los dones de Dios.

Y sin embargo en el fondo es una historia de amor: el padre ama al hijo y envía su hijo a sus hermanos por amor, pero los hermanos buscan su muerte ¿Nos suena de algo? ¡Claro! Dios Padre que nos envía a su Hijo por amor, y ese Hijo entrega su vida hasta la muerte. También hoy Dios sigue enviando a sus misioneros como sus amados, sus predilectos ¿Nos sentimos amados de Dios para ser enviados a nuestros hermanos?

El término “soñador” lo usamos de forma despectiva, lo identificamos con alguien que está “en las nubes” alejado de la realidad. Nos parece legítimo soñar, sobre todo cuando son sueños de un mundo mejor. Cuando se sueña, por desgracia ya habrá enseguida alguien que truncará esos sueños ¡Qué distinto al mundo bíblico, donde se entendía que los sueños se hacían realidad!

Lo hermanos buscan matar al autor de los sueños para que los sueños no se cumplan. Esto nos parece muy real hoy también: interés en que los ideales y los sueños reivindicativos de una realidad mejor no salgan demasiado en los medios de comunicación para así “matarlos”.

Vivimos demasiado acomodados en nuestra realidad. Nos planteamos que hoy también hay personas metidas en cisternas (hambre, guerras, injusticias…) mientras nosotros debatimos sobre ellos sin llegar a decisiones eficaces. Al final, o no hacemos nada o ponemos parches nada más, y otros terminan decidiendo o la situación ahí queda. Resuena una pregunta: ¿dónde nos colocamos frente al hermano caído?

Pasividad, o más bien “medias tintas” de los hermanos que no quieren la muerte de José. Defienden a su hermano, por razones ajenas a ser de la misma sangre, y lo hacen de forma poco decidida, “ni fríos ni calientes” como diría el Apocalipsis. En todo caso, hay una esperanza: no todos los hermanos son iguales.

Y algo que nos parece necesario subrayar: toda esta historia es de varones, las hijas de Jacob no merecen ni nombre ni mención, salvo cuando les sucede alguna desgracia. Mundo patriarcal en el que la mujer no deja huella, salvo que sea madre y entonces deja la huella en sus hijos. Hoy en día pasa lo mismo en algunos lugares del planeta: mujeres sin reconocimiento jurídico, sin aparecer registradas en parte alguna… Con el paso del tiempo será como si no hubiesen existido, no se podrá seguir su huella.

José sale al encuentro de sus hermanos sin percibir el peligro, como los misioneros que salen de sus propias culturas al encuentro de los hermanos distantes sin prestar demasiada atención a los posibles peligros que puedan encontrar.

Jacob prefiere a José y esa predilección se nota tanto que crea repulsión en los otros hermanos. Quizá Jacob tenía que haber sido menos explícito en sus preferencias. Esa predilección pone a José en el punto de mira, y mientras está en la cisterna y sus hermanos deciden qué hacer con él otros se lo llevan. “Al caído, caerle”, o como también decimos en España: “A perro flaco todo son pulgas”. Cuando José es agredido aparecen enemigos por todas partes.

Los hijos de Jacob que han tramado su muerte “consuelan” a su padre. Falsedad y doble cara, algo que está a la orden del día. Y por otra parte en medio de esta falsedad alguien sufre de verdad. La muerte, la injusticia, el aprovecharse del otro… crean dolor y alguien, aunque sea anónimo, sufre.

Además del envío de Jesús por parte de Dios Padre, el evangelio resuena en este texto en el nombre del soñador y en cómo Dios revelaba su voluntad por medio de sueños a José, esposo de María. Y también las 20 monedas de plata pagadas por José nos recuerdan las 30 monedas pagadas por Jesús. Como las raíces de los nombres José-Jesús y Judá-Judas son similares.