martes, 27 de noviembre de 2012

Oración misionera, 2 de diciembre

El mapa "al revés" no es un error. Ojalá el adviento nos ayude a ver el mundo con ojos nuevos por la presencia del que de verdad sí importa.

- Oración inicial

“Señor Jesús, abre mis ojos
y mis oídos a tu palabra.
Que lea y escuche yo tu voz
y medite tus enseñanzas,
despierta mi alma y mi inteligencia
para que tu palabra penetre en mi corazón
y pueda yo saborearla y comprenderla.
Dame una gran fe en ti
para que tus palabras sean para mí
otras tantas luces que me guíen hacia ti
por el camino de la justicia y de la verdad.
Habla, Señor, que yo te escucho
y deseo poner en práctica tu doctrina,
porque tus palabras son para mí
vida, gozo, paz y felicidad.
Háblame, Señor, tú eres mi Señor y mi maestro
y no escucharé a nadie sino a ti.
Amén.”

- Acción de gracias personal

- Proclamación – Escucha del Evangelio: Lucas 21, 25–28. 34–36

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

- Comentario misionero.

Nos quejamos enormemente del mundo en el que estamos y del tiempo que nos toca vivir porque vemos mucha injusticia, y a los misioneros nos toca estar allí donde se viven las fracturas de nuestro mundo. Precisamente la Palabra de Dios viene a sacudir ese mundo asentado sobre cimientos poco sólidos.

Algo nuevo viene ¿Esperamos de verdad algo nuevo? ¿Colaboramos a su venida? ¿O preferimos nuestra comodidad, a pesar de que lo que vemos no nos gusta?

Quien viene no lo hace tanto para llenar una carencia nuestra, sino por una sobreabundancia de vida: "He venido para que tengan vida, y vida en abundancia".

- Silencio meditativo

- Peticiones y reflexiones compartidas

- Oración final

Señor: Tú llegas a nuestro
mundo y nos invitas
a abrir la puerta
de nuestro corazón
a todos los hombres.

Tú ya nos dijiste
que eres Tú quien viene
cuando alguien llama
a nuestra puerta.

Tu palabra es ésta:
“He aquí que estoy a la
puerta y llamo.

Si alguno oye mi voz
y abre la puerta,
Yo entraré y cenaré con
él y él conmigo”.

Señor: que sepamos
escuchar tu voz,
esa voz que nos llega
por nuestros hermanos.

Que abramos la puerta
para acogerte a Ti,
y en Ti a todos los hombres. AMÉN.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Lectura misionera de la Biblia, Moisés (y 7)

FRENTE A LA TIERRA PROMETIDA

TEXTO BÍBLICO (Deuteronomio 6,4-13, 7,7-8; 8,7-20; 34,1.4-5)

6 4Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. 5 Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. 6 Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. 7 Incúlcalas a tus hijos, y háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte. 8 Átalas a tu mano como un signo, y que estén como una marca sobre tu frente. 9 Escríbelas en las puertas de tu casa y en sus postes.
10 Cuando el Señor, tu Dios te introduzca en la tierra que él te dará, porque así lo juró a tus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob –en ciudades grandes y prósperas que tú no levantaste; 11 en casas colmadas de toda clase de bienes, que tú no acumulaste; en pozos que tú no cavaste; en viñedos y olivares que tú no plantaste– y cuando comas hasta saciarte, 12 ten cuidado de no olvidar al Señor que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud. 13 Teme al Señor, tu Dios, sírvelo y jura por su Nombre.

7 7 El Señor se prendó de vosotros y os eligió, no porque seáis el más numeroso de todos los pueblos. Al contrario, tú eres el más insignificante de todos. 8 Pero por el amor que os tiene, y para cumplir el juramento que hizo a tus padres, el Señor os hizo salir de Egipto con mano poderosa, y os libró de la esclavitud y del poder del Faraón, rey de Egipto.

8 7 Sí, el Señor, tu Dios, te va a introducir en una tierra fértil, un país de torrentes, de manantiales y de aguas profundas que brotan del valle y de la montaña; 8 una tierra de trigo y cebada, de viñedos, de higueras y granados, de olivares, de aceite y miel; 9 un país donde comerás pan en abundancia y donde nada te faltará, donde las piedras son de hierro y de cuyas montañas extraerás cobre. 10 Allí comerás hasta saciarte y bendecirás al Señor, tu Dios, por la tierra fértil que él te dio.
11 Pero ten cuidado: no olvides al Señor, tu Dios, ni dejes de observar sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, que yo te prescribo hoy. 12 Y cuando comas hasta saciarte, cuando construyas casas confortables y vivas en ellas, 13 cuando se multipliquen tus vacas y tus ovejas, cuando tengas plata y oro en abundancia y se acrecienten todas tus riquezas, 14 no te vuelvas arrogante, ni olvides al Señor, tu Dios, que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud, 15 y te condujo por ese inmenso y temible desierto, entre serpientes abrasadoras y escorpiones. No olvides al Señor, tu Dios, que en esa tierra sedienta y sin agua, hizo brotar para ti agua de la roca, 16 y en el desierto te alimentó con el maná, un alimento que no conocieron tus padres. Así te afligió y te puso a prueba, para que tuvieras un futuro dichoso. 17 No pienses entonces: “Mi propia fuerza y el poder de mi brazo me han alcanzado esta prosperidad”. 18 Acuérdate del Señor, tu Dios, porque él te da la fuerza necesaria para que alcances esa prosperidad, a fin de confirmar la alianza que juró a tus padres, como de hecho hoy sucede. 19 Pero si llegas a olvidarte del Señor, tu Dios, y vas detrás de otros dioses, si los sirves y te postras delante de ellos, yo os aseguro solemnemente que vosotros pereceréis. 20 Pereceréis como esas naciones que el Señor va destruyendo delante de vosotros, por no haber escuchado la voz del Señor, vuestro Dios.

34 1Moisés subió de las estepas de Moab al monte Nebo, a la cima del Pisgá, frente a Jericó, y el Señor le mostró todo el país. 4 Y le dijo: “Esta es la tierra que prometí con juramento a Abraham, a Isaac y a Jacob, cuando les dije: ‘Yo se la daré a tus descendientes’. Te he dejado verla con tus propios ojos, pero tú no entrarás en ella”.
5 Allí murió Moisés, el servidor del Señor, en territorio de Moab, como el Señor lo había dispuesto.

COMENTARIO BÍBLICO

La fertilidad de Canaán (país al que van a entrar como tierra prometida por Dios) supuso un grave problema teológico para los hebreos que venían del estéril desierto, porque la fertilidad es una bendición divina.

La tierra fértil puede conllevar el peligro de olvidarse de Dios y del camino hecho hasta entonces. Se exagera la fertilidad de esa tierra (no hay en ella hierro ni bronce). Deuteronomio subraya que la alianza es condicional y que la no observancia de la misma hace a Israel “semejante a las otras naciones”.

“El único Dios” hace referencia sobre todo a Baal, dios de Canaán. El Dios de Israel se muestra “celoso” de que su puesto en el corazón del pueblo lo ocupen otros.

En un texto eminentemente jurídico aparecen estas referencias emotivas (corazón, alma) y se insiste en el amor entre ambas partes. Deuteronomio sigue al profeta Oseas para dar al amor un significado más amplio y profundo. Conocer a Dios significa misericordia. De hecho Dios ha elegido a este pueblo (y no al revés) como consecuencia de su amor.

6,4-9 es la gran oración judía (Shema Israel), que se reza todas las mañanas, y Jesús se refiere a ella como el gran mandamiento de la Ley (Mateo 22,37).

6,8 dará lugar a las filacterias, es decir, pequeñas bolsas que contenían el texto sagrado y que se ponían en el brazo izquierdo y la frente.

Todo este material es fundamentalmente litúrgico. La liturgia tiene la función de recuerdo y actualización de los acontecimientos salvíficos.

El capítulo de la muerte de Moisés sirve de final al Deuteronomio y a todo el Pentateuco (es decir, “cinco libros”: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio). Se dice que Moisés tiene 120 años en el momento de su muerte.

Desde el monte Nebo se puede ver una visión panorámica de todo el país de Canaán, en los días claros se alcanza a ver el Mediterráneo.

La no entrada de Moisés en la tierra prometida provoca un gran impacto final.

COMENTARIO MISIONERO

En la abundancia las personas somos bien capaces de olvidarnos de los demás y de Dios. Oración bíblica: “Dios, no me des ni riqueza ni pobreza, porque siendo rico me olvidaré de ti y siendo pobre te maldeciré”. En la mentalidad popular se oye decir que Dios nos “prueba” con el sufrimiento. Pero, ¿y cuándo todo va bien? ¿Esa no será también una “prueba”? Porque entonces nos olvidamos de lo importante. El gran peligro es creer que nuestro éxito depende de nosotros.

Tanto camino hecho por el pueblo, tantos años de penalidades en el desierto hasta conseguir una tierra y unos derechos y todo se puede ir al garete en una generación. Qué actual resulta esto en tiempos de crisis: cuántos derechos laborales y sociales conseguidos a base de muchas luchas y reivindicaciones para dejarlos caer de un plumazo por la necesidad del momento…

El pueblo judío que llega a las puertas de la tierra prometida es un pueblo encerrado en sí mismo, que ve a los otros pueblos como amenazas tanto militares (conquistarán la tierra prometida guerreando) como religiosas (tentación de los dioses de la abundancia y de otras prácticas religiosas). Dios se manifiesta como un Dios celoso, y el trato del pueblo hebreo con los otros pueblos será hostil. En un estado laico como el actual Israel el motivo religioso de la tierra prometida por Dios sigue pesando fuerte en el conflicto con los palestinos. En el mundo judío de hoy los que más se ven (aun no siendo mayoría) son los ultraortodoxos, característicos por sus tirabuzones. Esto resulta para nosotros cristianos una llamada de atención a un posible peligro: también nosotros tenemos nuestros ultraortodoxos, y sus liturgias de ritos, idiomas y ropajes preconciliares favorecidos por nuestra jerarquía actual. Claro, esa vuelta a “esplendores” pasados parece que da seguridad en tiempos de fragmentación y de pluralidad, pero al final nos encierra y paraliza impidiendo un contacto cordial con nuestro mundo de hoy.

Recordamos el concilio de Jerusalén y esa pugna entre judaizantes y misioneros liderados por San Pablo que nos parece muy actual. La decisión de aquel concilio fue intentar contentar a ambas posturas, con San Pedro nadando entre dos aguas y recriminado por San Pablo. Sin embargo y pasados los siglos afortunadamente no queda rastro de los judaizantes y sí del camino misionero de la Iglesia en el contacto y comprensión de otras culturas y pueblos.

Hay una lectura ingenua de la muerte de Moisés frente a la tierra prometida: como se portó mal Dios lo castigó. Una lectura así permite explicarlo todo pero es poco respetuosa con la imagen de Dios transmitida por Jesús.

Tenemos necesidad de una vuelta a los marginados y olvidados, a los pequeños y pobres. Dios eligió a este pueblo por ser el más pequeño, y nosotros entre esas personas podemos conocer mejor al Dios liberador de la Alianza. En definitiva alejarnos de ellos supone alejarnos de Dios… Libro de Eric-Emmanuel Schmitt “Hijo de Noé”: durante la II Guerra Mundial un cura católico en Francia protege a niños judíos e intenta salvaguardar su cultura porque son perseguidos. Pasada la guerra y cambiados los tiempos, lo que protege es la cultura palestina.

martes, 20 de noviembre de 2012

Oración misionera, 25 de noviembre

DOMINGO DE CRISTO REY

Acción de gracias por la semana transcurrida

Oración inicial:

¿Para qué los timbres de sangre y nobleza?
Nunca los blasones
fueron lenitivo para la tristeza
de nuestras pasiones.
¡No me des coronas, Señor, de grandeza!

¿Altivez? ¿Honores? Torres ilusorias
que el tiempo derrumba.
Es coronamiento de todas las glorias
un rincón de tumba.
¡No me des siquiera coronas mortuorias!

No pido el laurel que nimba al talento,
ni las voluptuosas guirnaldas
de lujo y alborozamiento.
¡Ni mirtos ni rosas!
¡No me des coronas que se lleva el viento!

Yo quiero la joya de penas divinas
que rasga las sienes.
Es para las almas que tú predestinas.
Sólo tú la tienes.
¡Si me das coronas, dámelas de espinas¡

Evangelio (JUAN 18,33b 37)

En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?» Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?» Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí». Pilato le dijo: «Conque ¿tú eres rey?» Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

Comentario misionero.

- Último domingo del año litúrgico. Todo final tiene su parte de revisión, acción d egracias y propósito de enmienda ¿Qué tal he vivido este año en el aspecto misionero? ¿He buscado mi "reinado" o el de Jesús?

- Extraño momento para hablar de realezas, a las puertas de la muerte. Pero en la cruz Jesús va a mostrar, en continuación y culminando toda su vida, la majestad de su amor.

- Noviolencia de Jesús. No se defiende de forma armada, sino con la verdad. Quien tiene potestad en este diálogo para acabar con la vida o respetarla es Pilato, pero en realidad quien se muestra grande y dueño de todo, incluso de la muerte, es Jesús.

Silencio meditativo.

Comentarios, peticiones y oraciones.

Oración final.

PERSEVERANCIA (de S. Guido Mª Conforti)

Dios de la bondad y del amor,
que quieres que todos se salven,
te pedimos que nos concedas el don
de la perseverancia final.

Haz que seamos fieles a tu gracia,
para que podamos alcanzar esa perfección
que quieres de nosotros.

Te lo pedimos por la muerte
y resurrección de tu Hijo,
por el amor que nos demuestras
en el sacramento de la Eucaristía
y por los méritos de María, nuestra Madre.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Oración misionera, 18 de noviembre

Oración inicial

ÉL VIENE SIEMPRE

“¿No oíste sus pasos silenciosos? Él viene, viene, viene siempre.
En cada instante y en cada edad, todos los días y todas las noches,
El viene, viene, viene siempre.
He cantado muchas canciones y de mil maneras;
pero siempre decían sus notas:
El viene, viene, viene siempre” (Tagore, poeta de Bangladesh),

Acción de gracias por la semana transcurrida

Evangelio del domingo (MARCOS 13,24 32)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre».

Comentario misionero

- A los misioneros nos toca estar en los lugares de fractura de nuestro mundo, allí donde más se viven las contradicciones de nuestro sistema económico, que conlleva tantos "fines del mundo": guerras, hambrunas... En medio de esa noche, precisamos aún más de la luz.

- El sol y la luna palidecen porque llega una luz mayor, una mayor belleza: “El resplandor de la gloria de Dios supera toda belleza mundana, la verdadera belleza es el amor de Dios que se ha revelado definitivamente en el Misterio Pascual” (Benedicto XVI).

- Vivimos en un mundo cambiante (a nivel social) y sobre un suelo que se mueve (terremotos), y por eso necesitamos puntos de referencia sólidos. La Palabra de Dios es uno, el amor es otro. Ambos nos hacen entender y vivir la salvación de Dios, quien "no se muda" (Santa Teresa).

Silencio meditativo y oraciones compartidas

Oración final

Nuestro mundo, Señor, cambia, se mueve
y tantas veces se nos derrumba.
Nos da miedo la decadencia, la decrepitud,
nuestra vida que se agota al vivirla.

Vemos pasar el cielo y la tierra,
decepcionados por ideologías que no salvan,
por un sistema económico que genera desigualdad,
por un mundo lleno de guerras y destrucción,
por la superficialidad de tantas propuestas.

Necesitamos puntos de referencia fijos,
un suelo estable bajo nuestros pies,
algo esencial y vital que no pase,
Alguien que nos permita soñar con confianza.

Y ahí llegas Tú, donde no te esperamos:
creándolo todo aunque no sepamos apreciarlo;
dando vida a pesar de la muerte de tu Hijo Jesús;
confiándonos tu misión en nuestras manos,
congregándonos en una única familia.

martes, 6 de noviembre de 2012

Oración misionera, 11 de noviembre


Oración inicial.

Cada noche, Señor,
nos acercamos con sonrojo
a las puertas del perdón caliente de tu casa.
Siempre tienes las luces encendidas,
la mesa prevenida y Tú esperando.
Penoso balance es sentir
el vacío en las manos
y el frío árido en el alma.
Pero cada noche, Señor, acudes a tu puerta
y nos llamas, con los brazos abiertos,
desde la oscuridad de cada rebeldía,
desde el camino tortuoso
de nuestros egoísmos,
desde la soledad
de nuestro corazón desierto. (…)
Cada anochecer, Señor, vistes de júbilo
nuestro corazón reconciliado;
y tu voz presurosa
nos convoca a fiesta y alegría,
a la tarea de amar, borrado ya el pasado. (…)

Evangelio del domingo ((Mc.12,38-44)

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los
escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en
la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en
los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos.
Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.» Estando Jesús sentado enfrente del
arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos
echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a
sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de
las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra,
pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

Comentario misionero.

- Jesús educa nuestra mirada: tras los amplios ropajes descubre toda la corrupción de unas personas que precisamente por conocer la Biblia y a través de ella a Dios tendrían que estar prioritariamente dedicadas a los más necesitados, y sin embargo se aprovechan de su situación de dependencia; ignora las grandes cantidades de dinero de los ricos y se fija en la que da menos, pero con mayor actitud de desprendimiento.

- Los misioneros javerianos vivimos de la Providencia, expresada a través de tantas y tantas personas que colaboran en la misión con sus bienes. A veces recibimos mensajes de personas pasando necesidad, en el paro… que comparten con nosotros lo poco que tienen. Esas personas nos evangelizan ¡Gracias!

- Los informes de Caritas lo demuestran: salvo alguna excepción (muy comentada en los medios por cierto) quienes han aumentado su colaboración con Caritas han sido las clases menos favorecidas ¿Por qué nos deslumbramos ante lo espectacular y perdemos de vista los signos sencillos de Dios en lo cotidiano?

Tiempo de silencio

Oraciones compartidas

Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Lectura misionera de la Biblia, Moisés (6)

LA ALIANZA

TEXTO BÍBLICO (ÉXODO 19,3-8.16-20; 20,1-17; 32,1-20)

19  3 Moisés subió a encontrarse con Dios. El Señor lo llamó desde la montaña y le dijo: “Habla en estos términos a la casa de Jacob y anuncia este mensaje a los israelitas:

4 ‘Vosotros habéis visto cómo traté a Egipto, y cómo os conduje sobre alas de águila

y os traje hasta mí. 5 Ahora, si escucháis mi voz y observáis mi alianza, seréis mi propiedad exclusiva entre todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece.

Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación que me está consagrada’. Estas son las palabras que transmitirás a los israelitas”.

7 Moisés fue a convocar a los ancianos de Israel y les expuso todas estas palabras, como el Señor se lo había ordenado. 8 El pueblo respondió unánimemente: “Estamos decididos a poner en práctica todo lo que ha dicho el Señor”. Y Moisés comunicó al Señor la respuesta del pueblo.
16 Al amanecer del tercer día, hubo truenos y relámpagos, una densa nube cubrió la montaña y se oyó un fuerte sonido de trompeta. Todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció de temor. 17 Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y todos se detuvieron al pie de la montaña. 18 La montaña del Sinaí estaba cubierta de humo, porque el Señor había bajado a ella en el fuego. El humo se elevaba como el de un horno, y toda la montaña temblaba violentamente. 19 El sonido de la trompeta se hacía cada vez más fuerte. Moisés hablaba, y el Señor le respondía con el fragor del trueno. 20 El Señor bajó a la montaña del Sinaí, a la cumbre de la montaña, y ordenó a Moisés que subiera a la cumbre.

20 1 Entonces Dios pronunció estas palabras:

2 Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud.

3 No tendrás otros dioses delante de mí.

4No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas. 5 No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto; porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen; 6 y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos.

7 No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano.

8 Acuérdate del día sábado para santificarlo. 9 Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas; 10 pero el séptimo es día de descanso en honor del Señor, tu Dios. En él no haréis ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que reside en tus ciudades. 11 Porque en seis días el Señor hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, pero el séptimo día descansó. Por eso el Señor bendijo el día sábado y lo declaró santo.

12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da.

13 No matarás. 14 No cometerás adulterio. 15 No robarás. 16 No darás falso testimonio contra tu prójimo.

17 No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni ninguna otra cosa que le pertenezca.

32  1 Cuando el pueblo vio que Moisés demoraba en bajar de la montaña, se congregó alrededor de Aarón y le dijo: “Fabrícanos un dios que vaya al frente de nosotros, porque no sabemos qué le ha pasado a Moisés, ese hombre que nos hizo salir de Egipto”. 2 Aarón les respondió: “Quitad a vuestras mujeres, a vuestros hijos y a vuestras hijas, las argollas de oro que llevan prendidas a sus orejas, y traedlas aquí”. 3Entonces todos se quitaron sus pendientes y se los entregaron a Aarón. 4 Él recibió el oro, lo trabajó con el cincel e hizo un becerro de metal fundido. Ellos dijeron entonces: “Este es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto”. 5 Al ver esto, Aarón erigió un altar delante de la estatua y anunció en alta voz: “Mañana habrá fiesta en honor del Señor”. 6 Y a la mañana siguiente, bien temprano, ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber, y después se levantó para divertirse.

7 El Señor dijo a Moisés: “Baja en seguida, porque tu pueblo, ese que hiciste salir de Egipto, se ha pervertido. 8 Ellos se han apartado rápidamente del camino que yo les había señalado, y se han fabricado un becerro de metal fundido. Después se postraron delante de él, le ofrecieron sacrificios y exclamaron: ‘Este es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto’”. 9 Luego le siguió diciendo: “Ya veo que este es un pueblo obstinado. 10Por eso, déjame obrar: mi ira arderá contra ellos y los exterminaré. De ti, en cambio, suscitaré una gran nación”.

11 Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras: “¿Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que tú mismo hiciste salir de Egipto con gran firmeza y mano poderosa? 12¿Por qué tendrán que decir los egipcios: ‘Él los sacó con la perversa intención de hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra’? Deja de lado tu indignación y arrepiéntete del mal que quieres infligir a tu pueblo. 13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, a quienes juraste por ti mismo diciendo: ‘Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan siempre como herencia’”. 14 Y el Señor se arrepintió del mal con que había amenazado a su pueblo.

Moisés emprendió el camino de regreso y bajó de la montaña llevando en sus manos las dos tablas del Testimonio, que estaban escritas de un lado y de otro. 16 Esas tablas eran obra de Dios, y la escritura grabada sobre ellas era escritura de Dios.

17 Al escuchar el ruido de las aclamaciones que profería el pueblo, Josué dijo a Moisés: “Hay gritos de guerra en el campamento”. 18 Pero Moisés respondió:

“No son cantos de victoria,
ni alaridos de derrota;
lo que oigo son cantos de coros alternados”.

19 Cuando Moisés estuvo cerca del campamento y vio el ternero y las danzas, se enfureció, y arrojando violentamente las tablas que llevaba en sus manos, las hizo añicos al pie de la montaña. 20 Después tomó el becerro que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta pulverizarlo. Luego esparció el polvo sobre el agua, y se la hizo beber a los israelitas.

(Tras esta escena Dios procede a la renovación de la Alianza.)

COMENTARIO BÍBLICO

Nos hallamos ante un hecho histórico fundamental: el único tratado hecho por Dios Todopoderoso con el pueblo de Israel. Es un dato del que depende en lo sucesivo toda la religión de Israel. No se trata sin embargo de una relación científica de los acontecimientos del Sinaí, sino más bien una interpretación teológica de los acontecimientos tal como estos fueron luego actualizados para el pueblo de Israel.

Toda alianza implica un pacto en el que se establece una serie de obligaciones y derechos recíprocos. Esta alianza está descrita según el estilo de los pactos de vasallaje en el Próximo Oriente.

La montaña a la que sube Moisés puede ser Jebel Musa, que tiene 2.249 metros.

El ofrecimiento de Dios es sorprendente: si los israelitas deciden mantenerse fieles a la alianza (y son libres para aceptarla o no) alcanzarán una condición única: ser pueblo de Dios. Esto conlleva un privilegio y al mismo tiempo una gran exigencia: ser santo como lo es Dios y cumplir su misión sacerdotal ante las naciones. El pueblo acepta.

La descripción de la teofanía evidencia la acción de Dios como señor de la naturaleza. Esta teofanía confirma a Moisés en su misión de profeta.

El texto de nuestros 10 mandamientos se ha plasmado a partir de Éxodo 20 y Deuteronomio 5,6-21. Hay códigos legales anteriores al Decálogo que aplican la casuística: si se comete tal cosa se recibe tal castigo. En el Decálogo la ley se vuelve apodíctica, sin condiciones.

El reconocimiento de un solo Dios distinguía a Israel de los demás pueblos del Próximo Oriente, que creían en una multitud de divinidades celestes. A esto se añade la prohibición de realizar imágenes de Dios mientras que los otros pueblos estaban acostumbrados a tener imágenes de las divinidades locales.

Parece que para los pueblos cercanos era habitual usar el nombre de Dios en maldiciones, fórmulas mágicas o como medio efectivo de defensa.

Los mandamientos del cuarto al décimo son elementos esenciales del derecho natural y se encuentran también en códigos legales anteriores. Pero la diferencia es que en estos la violación de esos preceptos constituye un crimen contra el prójimo, mientras que en este caso lo es contra Dios. Los mandamientos 9 y 10 redundan en el contenido de los mandamientos 6 y 7 respectivamente.

Dios informa a Moisés de lo que está aconteciendo en “tu” pueblo (toma ya distancia de él) y quiere aniquilarlo y forjarse otra nación. Moisés media recordando a Dios su honor y las promesas concedidas a Abraham.

Al bajar de la montaña Moisés no parece saber lo que sucede en el pueblo, señal de la presencia de tradiciones distintas en este texto. Moisés destruye las tablas, lo cual simboliza la ruptura de la alianza, y destruye a continuación el becerro haciendo que los culpables lo consuman. La imagen del toro era conocida por los israelitas a través de Apis (Egipto) y de Baal (Canaán).

COMENTARIO MISIONERO

Aparece una imagen de Dios con sentimientos muy humanos. Se enfada, quiere castigar y al mismo tiempo escucha a Moisés y se deja convencer por él. Esta imagen es sobre todo expresión de nuestras búsquedas de su rostro ¿Y si Dios no hace lo que queremos? ¿Y si cuando le pedimos una cosa eso no se cumple? Dejemos a Dios ser Dios y sigamos confiando en Él.

La infidelidad del pueblo es constante y la bondad y el perdón de Dios también. Recuerda mucho a la alianza de Dios hecha en Jesús: el pueblo no reconoce a Jesús y sin embargo el perdón de Dios sigue ofrecido. Y la paciencia de Dios: no se ha elegido el pueblo mejor, sino el más esclavizado y pequeño. Por eso aguanta y sigue educando a su pueblo.

Mandamientos. Somos libres a pesar de todo. Dios quiere hacer el bien con nosotros. Las cosas no son fáciles y la realidad es compleja. Los mandamientos, sobre todo los sociales, son el nivel básico de convivencia en cualquier sociedad. Lo específico en este caso es que están referidos a Dios y quien se los salta ofende a los demás y a Dios.

Mandamientos combinados con la libertad. Necesitamos leer estas prohibiciones desde Jesús, que amplia su significado: ya no basta con no hacer el mal, sino que se trata de hacer efectivamente el bien, y además, sabiendo de qué pie cojeamos, insiste en los mandamientos más sociales (como ante el joven rico).

“Entre el pobre y el rico, entre el fuerte y el débil, entre el poderoso y el humilde, es siempre la ley la que libera y es siempre la libertad la que oprime” (Lacordaire).

Paso de los mandamientos a las bienaventuranzas. Felicidad ahora, aquí. Sufrimiento integrado en un sentido y compartido, si no con otros al menos con Dios.

El becerro nos aleja de los valores humanos. Resulta un dios domesticado, que al final conlleva una decadencia moral.

Necesitamos algo tangible, visible, para creer. Sin imágenes, el pueblo se siente falto de algo que represente a Dios. El pueblo no tiene paciencia, no sabe esperar en la incertidumbre y enseguida se busca una protección, aunque sea fraudulenta y hechura de sus manos. Frase de la película “La duda”: saber vivir la incertidumbre une tanto como las seguridades. Precisamente por eso tenemos una suerte inmensa con Jesús, aunque nos desconcierte (y menos mal que nos desconcierta: que Dios sea Dios). Queremos escapar de una lectura fundamentalista en la interpretación de la ley. El misterio es el misterio. Lo que sabemos de Dios es la imagen que Jesús nos ha dado. Hemos aplicado a Dios toda omnipotencia.

Podemos buscar la presencia visible de Jesús en el sagrario, en los sacramentos, en la comunidad, en el pobre… Y al mismo tiempo nosotros con nuestro comportamiento poco auténtico podemos dar pie a ciertas personas para no creer porque lo que ven (o sea, nosotros) no es coherente con lo que decimos.

Montaña como teofanía, presencia de Dios.

¿Jesús vino para reparar el pecado (como si fuera el “plan B” de Dios) o para plenificar la vida en un proyecto establecido desde siempre? Discusión medieval que nosotros no vamos a resolver… pero nos atrae más la segunda posibilidad.

Estando con los pobres más nos enriquecemos, más humanos nos volvemos, más aprendemos de Dios.

Aarón falla en su responsabilidad, como nosotros (en su descargo hay que decir que la Biblia ofrece otra versión de los hechos, omitida para no alargar el texto, en que Aarón tiene menso responsabilidad en lo sucedido). Hemos visto prodigios y a la vez nos mostramos débiles y fallamos. Por ejemplo a los misioneros, como crítica constructiva, a veces nos dicen que hablamos de lo que hemos hecho en misión con mucho ego, poniéndonos como los protagonistas únicos.

Necesidad de la oración protesta, de expresar nuestra frustración a Dios. Cuántos salmos son gritos de desasosiego a Dios. Y no sabemos cómo, pero de alguna forma Dios responde. Jesús en la cruz también pide explicaciones y grita a Dios.

Al final el becerro será destruido y bebido por el pueblo, pero esa bebida es un castigo. En la eucaristía “bebemos” a Jesús para una mayor plenitud e identificándonos con su camino.