martes, 22 de mayo de 2012

Lectura misionera de la Biblia, Moisés (5)

COMIDA Y BEBIDA EN EL DESIERTO

TEXTO BÍBLICO (ÉXODO 16,2-5.9-35.17,1-7)


En el desierto, los israelitas comenzaron a protestar contra Moisés y Aarón. 3“Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto, les decían, cuando nos sentábamos delante de las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Porque vosotros nos habéis traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea”.
4 Entonces el Señor dijo a Moisés: “Yo haré caer pan desde lo alto del cielo, y el pueblo saldrá cada día a recoger su ración diaria. Así los pondré a prueba, para ver si caminan o no de acuerdo con mi ley. 5 El sexto día de la semana, cuando preparen lo que hayan juntado, tendrán el doble de lo que recojan cada día”.
Moisés dijo a Aarón: “Da esta orden a toda la comunidad de los israelitas: Presentaos ante el Señor, porque él ha escuchado vuestras protestas”. 10 Mientras Aarón les estaba hablando, ellos volvieron su mirada hacia el desierto, y la gloria del Señor se apareció en la nube. 11Y el Señor dijo a Moisés: 12 “Yo escuché las protestas de los israelitas. Por eso, háblales en estos términos: ‘A la hora del crepúsculo vosotros comeréis carne, y por la mañana os hartaréis de pan. Así sabréis que yo, el Señor, soy vuestro Dios’”. 13Efectivamente, aquella misma tarde se levantó una bandada de codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana siguiente había una capa de rocío alrededor de él. 14 Cuando esta se disipó, apareció sobre la superficie del desierto una cosa tenue y granulada, fina como la escarcha sobre la tierra. 15Al verla, los israelitas se preguntaron unos a otros: “¿Qué es esto?”. Porque no sabían lo que era. Entonces Moisés les explicó: “Este es el pan que el Señor os ha dado como alimento. 16 El Señor os manda que cada uno recoja lo que necesita para comer, según la cantidad de miembros que tenga cada familia, a razón de unos cuatro litros por persona; y que cada uno junte para todos los que viven en su carpa”. 17 Así lo hicieron los israelitas, y mientras unos juntaron mucho, otros juntaron poco. 18 Pero cuando lo midieron, ni los que habían recogido mucho tenían más, ni los que habían recogido poco tenían menos. Cada uno tenía lo necesario para su sustento.
19 Además, Moisés les advirtió: “Que nadie reserve nada para el día siguiente”. 20 Algunos no le hicieron caso y reservaron una parte; pero esta se llenó de gusanos y produjo un olor nauseabundo. Moisés se irritó contra ellos, 21 y a partir de entonces, lo recogían todas las mañanas, cada uno de acuerdo con sus necesidades; y cuando el sol empezaba a calentar, se derretía.
22 Como la ración de alimento que recogieron el sexto día de la semana resultó ser el doble de la habitual –dos medidas de cuatro litros por persona– todos los jefes de la comunidad fueron a informar a Moisés. 23 Él les dijo: “El Señor dice lo siguiente: Mañana es sábado, día de descanso consagrado al Señor. Cocinad al horno o haced hervir la cantidad que queráis, y el resto guardadlo para mañana”. 24 Ellos lo guardaron para el día siguiente, como Moisés les había ordenado; pero esta vez no dio mal olor ni se llenó de gusanos. 25Entonces Moisés les dijo: “Hoy tendréis esto para comer, porque este es un día de descanso en honor del Señor, y en el campo no encontraréis nada. 26 Lo recogeréis durante seis días, pero el séptimo día, el sábado, no habrá nada”. 27 A pesar de esta advertencia, algunos salieron a recogerlo el séptimo día, pero no lo encontraron. 28El Señor dijo a Moisés: “¿Hasta cuando se resistirán a observar mis mandamientos y mis leyes? 29 El Señor les ha impuesto el sábado, y por eso el sexto día les duplica la ración. Que el séptimo día todos permanezcan en su sitio y nadie se mueva del lugar donde está”. 30Y el séptimo día, el pueblo descansó.
31 La casa de Israel llamó “maná” a ese alimento. Era blanco como la semilla de cilantro y tenía un gusto semejante al de las tortas amasadas con miel.
32 Después Moisés dijo: “El Señor ordena lo siguiente: Llenad de maná un recipiente de unos cuatro litros, y conservadlo para que vuestros descendientes vean el alimento que os di de comer cuando os hice salir de Egipto”. 33 Y Moisés dijo a Aarón: “Toma un recipiente, coloca en él unos cuatro litros de maná y deposítalo delante del Señor, a fin de conservarlo para las generaciones futuras”. 34 Aarón puso en el recipiente la cantidad de maná que el Señor había ordenado a Moisés, y lo depositó delante del Arca del Testimonio, a fin de que se conservara.
35 Los israelitas comieron el maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a una región habitada. Así se alimentaron hasta su llegada a los límites de Canaán.
17 1 Toda la comunidad de los israelitas partió del desierto de Sin y siguió avanzando por etapas, conforme a la orden del Señor. Cuando acamparon en Refidím, el pueblo no tenía agua para beber. 2 Entonces acusaron a Moisés y le dijeron: “Danos agua para que podamos beber”. Moisés les respondió: “¿Por qué me acusáis? ¿Por qué provocáis al Señor?”. 3 Pero el pueblo, torturado por la sed, protestó contra Moisés diciendo: “¿Para qué nos hiciste salir de Egipto? ¿Sólo para hacernos morir de sed, junto con nuestros hijos y nuestro ganado?”.
4 Moisés pidió auxilio al Señor, diciendo: “¿Cómo tengo que comportarme con este pueblo, si falta poco para que me maten a pedradas?”. 5 El Señor respondió a Moisés: “Pasa delante del pueblo, acompañado de algunos ancianos de Israel, y lleva en tu mano el bastón con que golpeaste las aguas del Nilo. Ve, 6porque yo estaré delante de ti, allá sobre la roca, en Horeb. Tú golpearás la roca, y de ella brotará agua para que beba el pueblo”. Así lo hizo Moisés, a la vista de los ancianos de Israel.
7 Aquel lugar recibió el nombre de Masá –que significa “Provocación”– y de Meribá –que significa “Querella”– a causa de la acusación de los israelitas, y porque ellos provocaron al Señor, diciendo: “¿El Señor está realmente entre nosotros, o no?”.

COMENTARIO BÍBLICO

La murmuración del pueblo en el desierto es un motivo que aparece constantemente en el éxodo.

El relato de las codornices es más antiguo que el del maná, pero ambos relatos han confluido en uno solo y de ahí algunas contradicciones. Una posible explicación es que se han fundido relatos de dos grupos distintos. Ambos alimentos se explican fácilmente por fenómenos naturales, pero en épocas y lugares distintos: el maná es una secreción de la planta del tamarisco al ser picada por dos especies de insectos. Esa sustancia gotea desde las hojas de la planta hasta el suelo y por el fresco nocturno se solidifica, pero tiene que recogerse muy pronto (antes de que el sol la derrita, a las 8,30) porque su punto de fusión está a 22º. Para los beduinos que viven por la zona sigue siendo considerada una golosina. Este fenómeno acaece en la parte central de la península del Sinaí entre los meses de mayo y junio. Y las codornices emigran anualmente hacia el sur en los meses de septiembre y octubre (y de vuelta en mayo-junio). Sus largos vuelos sobre el agua las obligan a aterrizar exhaustas en las costas de la península del Sinaí.

La palabra maná proviene de la palabra usada en la Biblia de los LXX (traducción al griego) donde se escribía “manna”. La etimología popular, que la misma Biblia recoge, afirma que esa palabra viene del hebreo “man hu”, que significa: “¿Qué es esto?”

Una tradición más reciente insertada también en el relato insiste en el descanso sabático con esa recogida de una cantidad doble de maná para no recogerlo al día siguiente.

En los versículos 32-34 aparece la dimensión conmemorativa del maná, recordando a las generaciones sucesivas el especial cuidado de Dios con su pueblo. El evangelio relacionará el maná con el pan de vida y la eucaristía.

Una nueva murmuración del pueblo es debida a la falta de agua. También aquí esos dos lugares (Meribá y Masá, este último introducido después) parecen designar dos sucesos distintos unificados en un único relato, porque ambos son comentados por separado en Ex 15,22-27 y Nm 20,2-13.

Una tradición rabínica forjó la leyenda de que aquella roca acompañó a los hebreos por el desierto. A partir del relato bíblico y de la leyenda San Pablo dice: “Todos comieron el mismo alimento espiritual y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca era Cristo” (1 Cor 10,3-4).

COMENTARIO MISIONERO

Entre nosotros hay quien ha hecho una pequeña experiencia en el desierto y nos comparte que en el desierto se echan en falta muchas cosas. Por definición, el desierto es lugar de carencias. Como en la misión, donde también faltan cosas con las que aquí contamos. Agua y pan son necesidades básicas (no son las únicas porque también necesitamos amor), y con falta de comida una de dos: o nos volvemos como animales o empatizamos con los otros y nos unimos más. En las situaciones límite sale lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Para Dios es importante educarnos a ser pueblo y a caminar como comunidad.

El pueblo en el desierto está siempre quejándose, echando la culpa de los contratiempos a Moisés y a Dios y con una actitud muy pasiva, exigiendo que sean ellos quienes les saquen de los problemas. Ya no están los enemigos para echarles la culpa. Solo queda Dios y el pueblo. Moisés tiene una responsabilidad que asumió. Que la ejerza. Y lo mismo Dios: asume que ese es su pueblo. Dios tiene su método: no les deja morir, pero tampoco les da todo hecho. “Confía como si todo dependiera de Dios y actúa como si todo dependiera de ti”.

Esa actitud pasiva y de crítica constante del pueblo choca con la que Jesús propone en el evangelio: “Mirad los lirios del campo… No os preocupéis por el mañana…” Cuando hay vocación y el Espíritu empuja se le da sentido a todo, pero cuando no es así se protesta por cualquier carencia.

Cuando encontramos problemas en el presente tendemos a idealizar el pasado, aunque como en el caso de la Biblia ese pasado sea de esclavitud. Parece que esa esclavitud era más bien una situación de aparcería, pero aún así seguro que no comían tanta carne como sueñan… Somos nostálgicos por naturaleza: “Cualquier tiempo pasado fue mejor…” Y si el pueblo hubiese vuelto a Egipto habría echado en falta la libertad. El camino de la libertad sigue, no basta con estar fuera de la opresión.

Búsqueda de atajos para obviar a Dios. Recoger más maná, aunque se pudra. Ambición, que consiste en menospreciar el regalo de Dios y subrayar la posesión. El maná no se puede acumular y cada cual tiene lo que necesita, ni más ni menos, lo que resulta muy actual y un modelo de vida para nuestro mundo de hoy. Tenemos la tendencia a buscar seguridades y a ser individualistas.

El memorial, recuerdo para las próximas generaciones. Bonito que quede memoria de la bondad de Dios, porque tendemos a olvidarla. Vemos un paralelismo claro con la eucaristía. Eucaristía impregnada de la entrega de Jesús y de la entrega de tantos. Conmemoración con lo que comieron los antepasados. Acción de gracias por la Providencia de Dios. Somos poco agradecidos con Dios. Dios da (y se da) pero no se lo agradecemos y solo exigimos. En la Biblia la causa última de todo es Dios. Problema del mal y del dolor en el mundo. Dios no quiere el mal. A veces situaciones terribles que nos han sucedido, leídas con el tiempo, llegamos a verlas como momentos de gracia y lecciones de la Providencia de Dios. Dios es fidelidad.

No hace falta pasar por pruebas de fuego para recibir la gracia de Dios, porque si es gracia no depende de nuestros méritos. Pero es verdad que esas situaciones límite nos despiertan.