jueves, 20 de junio de 2013

Oración por nuestro Capítulo General



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San Guido Mª Conforti
ORACIÓN INICIAL 

Señor Jesús, tú que nos regalas tu Espíritu de gratuidad y perdón,
y que una vez que lo hemos recibido nos envías a la misión,
te damos gracias por la oportunidad que nos das para encontrarnos,
celebrar tu nombre y anunciar tu Palabra.

Envía tu espíritu sobre los misioneros javerianos
reunidos estos días en el Capítulo General.
Que tu Espíritu les ayude a profundizar en la realidad,
a discernir los signos de los tiempos
y a vislumbrar caminos nuevos en fidelidad al carisma recibido,
con el único fin de que tu nombre sea conocido
en todos los rincones de nuestro mundo.

Te lo pedimos a ti, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu
por los siglos de los siglos. Amén.

DE LAS CONSTITUCIONES DE LOS MISIONEROS JAVERIANOS

El Capítulo General es el principal signo e instrumento de la corresponsabilidad y participación de todos los hermanos en la vida del Instituto; por ello es su máxima autoridad.
Corresponde al Capítulo General:
- hacer un examen minucioso del estado general del Instituto en los diversos sectores de su vida y actividad;
- promover al vitalidad espiritual y apostólica del Instituto, en conformidad con su carisma y con al actuales exigencias de la Iglesia y del mundo;
- elegir al Superior General y su consejo;
- verificar la actualidad de las deliberaciones de los Capítulos anteriores y, si es necesario, confirmarlas, modificarlas o completarlas;
- emanar deliberaciones aptas para animar nuestra vida religiosa y nuestros ministerios;
- programar en línea de máxima el camino del Instituto en el sexenio que comienza;
- actualizar, si procede, el Reglamento General y los Directorios Generales.

PALABRA DE DIOS

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos. De repente vino del cielo un ruido, como de viento huracanado, que llenó toda la casa donde se alojaban. Aparecieron lenguas como de fuego, repartidas y posadas sobre cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, según el Espíritu les permitía expresarse. Residían entonces en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todos los países del mundo. Al oírse el ruido, se reunió una multitud, y estaban asombrados porque cada uno oía a los apóstoles hablando en su propio idioma. Fuera de sí por el asombro, comentaban: ---¿No son todos los que hablan galileos? ¿Pues cómo los oímos cada uno en nuestra lengua nativa? Partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea y Capadocia, Ponto y Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y los distritos de Libia junto a Cirene, romanos residentes, judíos y prosélitos, cretenses y árabes: todos los oímos contar, en nuestras lenguas, las maravillas de Dios. Fuera de sí y perplejos, comentaban: --- ¿Qué significa esto?  (Hechos 2,1-12)

DE LOS ESCRITOS DE NUESTRO FUNDADOR

“Debemos esforzarnos en realizar los altos fines que el Instituto se propone alcanzar, trabajando con ardor siempre creciente por la expansión del Evangelio en tierras infieles, aportando con ello nuestra pequeña colaboración para que se cumpla el vaticinio de Cristo, que desea la formación de una sola familia cristiana que abarque la humanidad. Cada uno de nosotros debe estar, pues, íntimamente persuadido de que la vocación a la que hemos sido llamados no podía ser más noble y grande porque nos hace semejantes a Cristo, autor y consumador de nuestra fe, y a los apóstoles, los cuales, después de abandonarlo todo, se entregaron sin reservas al seguimiento del Señor, y que hemos de considerar como nuestros mejores maestros ¡El Señor no podía ser más bueno con nosotros!  (San Guido María Conforti)

ORACIÓN FINAL: FAMILIA

Señor Jesús, tú abres el camino de nuestra fe y lo perfeccionas;
tú nos diste un mandamiento nuevo,
el de amarnos los unos a los otros como tú nos amas,
a fin de que el mundo reconozca que somos discípulos tuyos;
te pedimos por nuestros queridos hermanos y hermanas
que trabajan en el mundo anunciando tu evangelio.

Ellos, siguiéndote a ti como los apóstoles,
han entregado sus vidas al servicio de tu plan de fraternidad universal.
Haz que tomen tu Palabra como criterio básico de conducta,
para que todas sus acciones sean la manifestación de tu vida presente en ellos.

En las pruebas y las angustias, en la persecución y el hambre,
en la desnudez y el peligro de los fusiles, visítalos con tu presencia;
que sus corazón se llene de aquella alegría que nadie les podrá quitar.
Hazlos valientes en la tentación: ¡tú has vencido al mundo!
Hazlos triunfar en todo por la fuerza de Aquel que los amó;
que nadie, ni nada los aparte del amor de Dios
que encontramos en ti, nuestro Salvador.

Y a nosotros, por intercesión de San Francisco Javier,
concédenos participar con entusiasmo siempre creciente en sus trabajos,
con la esperanza de que todos, algún día,
nos hemos de encontrar en el mismo Reino bienaventurado,
después de haber sido hermanos de la misma familia en la tierra. 

Te lo pedimos a ti, Señor Jesús,
que vives con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén.

(Adaptación de textos de San Guido María Conforti)

lunes, 10 de junio de 2013

Oración misionera, 16 de junio

La Pécheresse pardonnée - n°19


ORACIÓN INICIAL

Señor, Jesús, venimos humildemente ante ti
para pedir que nos envíes tu Espíritu:
Él es luz que nos puede iluminar
para ver en profundidad nuestra vida,
para escuchar tu Palabra,
para ayudarnos a conocerte más.
Tienes mucho que decirnos y enseñarnos.
Queremos que estés con nosotros
y que tus actitudes acrecienten nuestra benevolencia,
nuestra compasión, nuestro perdón.
¡Qué fácilmente juzgamos a los demás
cuando nosotros tenemos tanto que hacernos perdonar…!
A pesar de todo, siéntate a nuestra mesa,
háblanos con paciencia
y deja que tu Palabra cale en cada uno de nosotros

ACCIÓN DE GRACIAS POR LA SEMANA TRANSCURRIDA

EVANGELIO DEL DOMINGO (Lucas 7, 36-8, 3)

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: "Si este fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora."
Jesús tomó la palabra y le dijo: "Simón, tengo algo que decirte."
Él respondió: "Dímelo, maestro."
Jesús le dijo: "Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?"
Simón contesto: "Supongo que aquel a quien le perdonó más."
Jesús le dijo: "Has juzgado rectamente."
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama."
Y a ella le dijo: "Tus pecados están perdonados."
Los demás convidados empezaron a decir entre sí: "¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?"
Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz."
Después de esto iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

Se puede acompañar el final de la lectura del evangelio con la escucha de la canción “la mujer del perfume” de Ain Karem (está en su CD “Con Él la fiesta empezó”).

MEDITACIÓN MISIONERA

- Jesús y Simón recostados a la mesa, la mujer a sus pies… Incluso visualmente la mujer está en inferioridad. A quien tenemos a nuestros pies es más fácil juzgarlo, considerarlo como inferior. Nos hemos acostumbrado a poner a demasiadas personas a nuestros pies, fomentando así un cierto complejo de superioridad.

- Simón ve a la mujer y juzga, y así pierde el poder apreciar los gestos de esta mujer. Las palabras de Jesús, que le van describiendo lo que ella ha hecho de bueno y él no ha sido capaz, muestran que él está cegado por su prejuicio.

- “Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor”. Hay una fuerza mayor que nuestro pecado, por grande que sea, y se trata del amor. El perdón de Jesús nace de su amor sin límites. Y en el momento en que Jesús, “habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo”, repite el gesto que la mujer hizo con Él: lava los pies de los suyos, entre los que están quien ya ha traicionado, quien negará y quienes huirán.

PROFUNDIZACIÓN EN SILENCIO

ORACIONES COMPARTIDAS

ORACIÓN FINAL

Ante las dudas sobre Ti, Madre,
respondiste con el perdón.
Ante la persecución y las muchas murmuraciones
respondiste con el perdón.
Ante la insidia y la ofensa,
respondiste, Madre, con el perdón.
Ante la infamia de la pasión y muerte tu Hijo,
respondiste, Madre, con el perdón.
Ante la traición y el dolor que conlleva,
respondiste con el perdón.

Madre de Misericordia,
tu corazón bondadoso rebosa de clemencia;
por ello te pido que me ayudes en mi camino de conversión.
Y también, ioh Madre!, tú que ante tantos males que te hicieron,
(hasta el extremo de ver crucificar a tu Hijo),
siempre respondiste con el más sincero perdón,
enséñame a perdonar a quienes me han hecho algún mal o daño.

Reviste mi alma de los mismos sentimientos de tu Corazón traspasado,
pero enamorado del Señor y encendido en el fuego de la caridad;
enséñame a olvidar mi sufrimiento y a ponerlo en tus manos para,
unido al tuyo, aprender a darme del todo olvidándome de mí. Amén.

lunes, 3 de junio de 2013

Oración misionera, 9 de junio




ACCIÓN DE GRACIAS POR LA SEMANA TRANSCURRIDA

ORACIÓN DE INICIO

Dios mío, tan grande es tu amor
que no dejas de compadecerte de mí, a pesar de mis debilidades,
porque digo y no hago, ofrezco y no cumplo.
¡Y cuánto dolor hay en el mundo!
Me da miedo asomarme a ese abismo
en el que sin embargo Tú ya me esperas
porque conoces lo que es el sufrimiento,
porque estás cerca de quien llora desconsolado
¡Ven a iluminar mi oración!
¡Ayúdame a presentar en ella a tantas personas:
enfermos, necesitados, hambrientos, pobres…!

EVANGELIO DEL DOMINGO (Lucas 7, 11-17)

En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío.
Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.
Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: "No llores."
Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: "¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!"
El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.
Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: "Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo."
La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.    

REFLEXIÓN: CUENTO “LA CITA CON DIOS”

Cuenta la historia de un monje, Demetrio, que un día recibió una orden tajante: debería encontrarse con Dios al otro lado de la montaña en la que vivía, antes de que se pusiera en sol.
El monje se puso en marcha, montaña arriba, precipitadamente. Pero a mitad de camino se encontró a un herido que pedía socorro. Y el monje, casi sin detenerse, le explicó que no podía pararse, que Dios le esperaba al otro lado de la cima, antes de que atardeciese. Le prometió que volvería en cuanto atendiese a Dios. Y continuó su precipitada marcha.
Horas más tarde, cuando aún el sol brillaba en todo lo alto, Demetrio llegó a la cima de la montaña y desde allí sus ojos se pusieron a buscar a Dios.
Pero Dios no estaba. Dios se había ido a ayudar al herido que horas antes se cruzó por el camino.
Hay, incluso quien dice que Dios era el mismo herido que le pidió ayuda.

(Leyenda eslava)

SILENCIO MEDITATIVO

ORACIONES COMPARTIDAS

ORACIÓN FINAL

No podrán hacer callar nuestras voces, la esperanza,
la esperanza de una tierra nueva.
No podrán hacer callar a los hombres, tantos hombres,
que construyen paso a paso el horizonte.
No podrán hacer callar al testigo, buen testigo,
nuevo signo en esta humanidad cansada.
No podrán hacer callar a los pobres, solo pobres,
a los hombres marginados sin destino.
No podrán hacerte callar, Señor,
si nosotros pronunciamos tu Palabra
con nuestras acciones y nuestra vida.
De hecho ya nos estás hablando,
tan fuerte que te has quedado entre los sin voz, tus preferidos.