lunes, 31 de marzo de 2014

Lectura misionera de la Biblia. Salomón


SALOMÓN

 
DE SABIO A IDÓLATRA

  
TEXTO BÍBLICO: 1 Reyes 3,16-28.10,1-13.11,1-13

 
Por entonces acudieron al rey dos prostitutas; se presentaron ante él y una de ellas dijo: ---Majestad, esta mujer y yo vivíamos en la misma casa; yo di a luz estando ella en la casa. Y tres días después también esta mujer dio a luz. Estábamos juntas en casa, no había ningún extraño con nosotras, sólo nosotras dos. Una noche murió el hijo de esta mujer, porque ella se recostó sobre él; se levantó de noche y, mientras tu servidora dormía, tomó de mi lado a mi hijo y lo acostó junto a ella, y a su hijo muerto lo puso junto a mí. Yo me incorporé por la mañana para dar el pecho a mi niño, y resulta que estaba muerto; me fijé bien y vi que no era el niño que yo había dado a luz. Pero la otra mujer replicó: ---No. Mi hijo es el que está vivo, el tuyo es el muerto. Y así discutían ante el rey. Entonces habló el rey: ---Ésta dice: Mi hijo es éste, el que está vivo; el tuyo es el muerto. Y esta otra dice: No, tu hijo es el muerto, el mío es el que está vivo. Y ordenó: ---Dadme una espada. Le presentaron la espada, y dijo: ---Partid en dos al niño vivo; dadle una mitad a una y otra mitad a la otra. Entonces a la madre del niño vivo se le conmovieron las entrañas por su hijo y suplicó: ---¡Majestad, dale a ella el niño vivo, no lo matéis! Mientras que la otra decía: ---Ni para ti ni para mí. Que lo dividan. Entonces el rey sentenció: ---Dadle a ésa el niño vivo, no lo matéis. ¡Ésa es su madre! Todo Israel se enteró de la sentencia que había pronunciado el rey, y respetaron al rey, viendo que poseía una sabiduría sobrehumana para administrar justicia.

 

La reina de Sabá oyó la fama de Salomón y fue a desafiarlo con enigmas. Llegó a Jerusalén con una gran caravana de camellos cargados de perfumes y oro en gran cantidad y piedras preciosas. Entró en el palacio de Salomón y le propuso todo lo que pensaba. Salomón resolvió todas sus consultas; no hubo una cuestión tan oscura que el rey no pudiera resolver. Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa que había construido, los manjares de su mesa, toda la corte sentada a la mesa, los camareros con sus uniformes sirviendo, las bebidas, los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada, y dijo al rey: ---¡Es verdad lo que me contaron en mi país de ti y tu sabiduría! Yo no quería creerlo; pero ahora que he venido y lo veo con mis propios ojos, resulta que no me habían dicho ni la mitad. En sabiduría y riquezas superas todo lo que yo había oído. ¡Dichosa tu gente, dichosos los cortesanos, que están siempre en tu presencia aprendiendo de tu sabiduría! ¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que, por el amor eterno que tiene a Israel, te ha elegido para colocarte en el trono de Israel y te ha nombrado rey para que gobiernes con justicia! La reina regaló al rey cuatro mil kilos de oro, gran cantidad de perfumes y piedras preciosas. Nunca llegaron tantos perfumes como los que la reina de Sabá regaló al rey Salomón. La flota de Jirán, que transportaba el oro de Ofir, trajo también madera de sándalo en gran cantidad y piedras preciosas. Con la madera de sándalo el rey hizo balaustradas para el templo del Señor y el palacio real y cítaras y arpas para los cantores. Nunca llegó madera de sándalo como aquélla ni se ha vuelto a ver hasta hoy. Por su parte, el rey Salomón regaló a la reina de Sabá todo lo que a ella se le antojó, aparte de lo que el mismo rey Salomón, con su esplendidez, le regaló. Después ella y su séquito emprendieron el viaje de vuelta a su país.

 

Pero el rey Salomón se enamoró de muchas mujeres extranjeras, además de la hija del faraón: moabitas, amonitas, edomitas, fenicias e hititas, de las naciones de quienes había dicho el Señor a los de Israel: No os unáis con ellas ni ellas con vosotros, porque os desviarán el corazón tras sus dioses. Salomón se enamoró perdidamente de ellas; tuvo setecientas esposas y trescientas concubinas. Y así, cuando llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras dioses extranjeros; su corazón ya no perteneció por entero al Señor, como el corazón de David, su padre. Salomón siguió a Astarté, diosa de los fenicios; a Milcom, ídolo de los amonitas. Hizo lo que el Señor reprueba; no siguió plenamente al Señor, como su padre, David. Entonces construyó en el monte que se alza frente a Jerusalén una ermita a Camós, ídolo de Moab, y a Milcom, ídolo de los amonitas. Lo mismo hizo para sus mujeres extranjeras, que quemaban incienso y sacrificaban en honor de sus dioses. El Señor se encolerizó contra Salomón, porque había desviado su corazón del Señor, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y que precisamente le había prohibido seguir a dioses extranjeros; pero Salomón no cumplió esta orden. Entonces el Señor le dijo: ---Por haberte portado así conmigo, siendo infiel al pacto y a los mandatos que te di, te voy a arrancar el reino de las manos para dárselo a un servidor tuyo. No lo haré mientras vivas, en consideración a tu padre, David; se lo arrancaré de la mano a tu hijo. Y ni siquiera le arrancaré todo el reino; dejaré a tu hijo una tribu, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, mi ciudad elegida.

 

COMENTARIO BÍBLICO

 
El texto que hemos leído ha sido compuesto a través de varias fuentes: por una parte el Libro de los Hechos de Salomón, que alaba la sabiduría de Salomón, y por otra un relato escrito durante el exilio, de carácter más crítico con el rey.

 

El amplio espacio que se dedica a este rey, infiel a la alianza, no es lo habitual porque normalmente la referencia a los reyes infieles es más bien sumaria. La razón de esta mayor atención a Salomón quizá se deba a este segundo relato mencionado, que pretende alentar a los desterrados para que por una parte descubran en lo que Salomón sí hizo bien y en su gloria la realización de las promesas de Dios a David, y por otra lo que el pueblo estaba llamado a ser si sus reyes se hubieran mantenido fieles.

 

Los antiguos equiparaban sabiduría con éxito en la vida, las artes, la política o en cualquier otra actividad que emprendiera la persona. El relato del niño que se disputan las dos madres muestra la sagacidad de Salomón según un concepto más cercano al que nosotros tenemos ahora de sabiduría, mientras que los relatos que muestran a Salomón comerciando, enriqueciéndose o bien organizando la construcción del templo nos muestran ese sentido amplio de la sabiduría. Por eso la visita de la reina de Sabá no queda fuera de contexto sino que se inserta como un episodio más que viene a poner de relieve la fama de Salomón como hombre sabio, que consigue éxito en todos los terrenos.

 

Los archivos de Babilonia hablan de cinco reinas de Sabá en los siglos VIII y VII y los autores bíblicos mencionan el oro, las especias, el incienso puro y las piedras preciosas que habían hecho famosos a los mercaderes sabeos. Recientes excavaciones han demostrado que el antiguo reino de Sabá estaba situado en Arabia del Sur, en el actual Yemen. Este reino floreció entre los siglos XII a I a. C., principalmente gracias a sus caravanas de camellos, que convirtieron a este país en el intermediario de las rutas comerciales terrestres entre el Lejano Oriente y Asia Menor. La visita de la reina a Salomón se debió fundamentalmente a motivos comerciales, pero el autor la ha presentado con otra intención: ilustrar una vez más la fama alcanzada por Salomón como sabio.

 

La reina de Sabá es mencionada por Jesús en el Evangelio cuando algunas personas, para poner a prueba su autoridad, le piden signos: Lucas 11,29-32. También Salomón es mencionado por Jesús cuando compara los lirios del campo con el fasto de Salomón: Mateo 6,24-34.

 

Lo referente a la infidelidad de Salomón proviene mayoritariamente de la obra escrita durante el exilio. El matrimonio con extranjeros era cosa corriente en el antiguo Israel, a pesar de las leyes que luego tratarían de evitarlo. David tenía entre sus, al menos, siete esposas una calebita y una aramea. También llegó a contar con diez concubinas. Salomón por su parte tomó esposas extranjeras ante todo por razones políticas (alianza y amistad con otras naciones) y por prestigio, pues poseer un gran harén era señal de riqueza y poderío. Las cifras que aquí se dan representan números redondos y no son creíbles en sí, pero seguro que el harén de Salomón estaba bien poblado, como era costumbre, y más en el caso de alguien como él que parece muy preocupado por su propio prestigio.

 

Los santuarios y cultos extranjeros debieron introducirse en Judá y Jerusalén al mismo tiempo que las esposas procedentes de otras naciones. Sin embargo el autor puntualiza que Salomón no rindió culto a otros dioses hasta los últimos años de su reinado.

 

Astarté era la diosa de la fecundidad de las plantas, animales y seres humanos. Muchos lugares tenían su propia Astarté hasta el punto que en muchos lugares su nombre va en plural. Milcom era el dios de los ammonitas y Camós el dios principal de los moabitas, aunque es probable que ambos sean variantes del dios mesopotámico Nergal, relacionado con la muerte y el mundo inferior.

 

El enfado de Dios y el “castigo” que inflinge a Salomón son sin duda la interpretación “a posteriori” como voluntad divina de los hechos históricos ya acaecidos y debidos a otras causas: superioridad militar de los otros pueblos, desorganización del reino, desilusión del pueblo con sus reyes…

 

COMENTARIO MISIONERO

 

El texto que hemos visto empieza con la escena de las dos madres en la que nos llama la atención que ninguna de las dos parece dar importancia al hijo muerto.

En el vídeo forum pusimos la película “Incendies” en la que también hay una escena de una mujer que intenta salvar la vida de una niña que no es hija suya.

 

Salomón nos recuerda la ambivalencia que hay en toda persona: luces y sombras. Una persona puede ser maravillosa para unos y un monstruo para otros. El tiempo puede  ayudar a purificar nuestra mirada sobre alguien. En el caso de Salomón va a quedar como alguien sabio (así lo menciona el mismo Jesús) pero no como perfecto o absoluto, y si es sabio en definitiva es por la presencia de Dios.

 

Nos sigue chocando la imagen de un Dios que castiga. Con Jesús purificamos esa imagen y pasamos del Dios castigador al Dios que da y se da, y ojalá nosotros estemos a la altura de ese amor. Jesús sí dice palabras duras (a los fariseos, a los ricos…) y dedica miradas de ira, pero no para condenar, sino como advertencia ante lo que esas personas se están perdiendo: pierden la posibilidad de recibir lo que Dios da y se cierran el camino para comprender al Dios que se da. Los ricos también necesitan a Dios.

 

Miramos mucho lo aparente, nos perdemos mucho de los demás con nuestros prejuicios. Si miramos a alguien desde la condena, no estamos contribuyendo para que se transforme.

 

Con el castigo que Dios impone a los descendientes de Salomón parece que lo que se transmite de unos a otros es el pecado. Sin negar las consecuencias sociales de todo pecado, con Jesús podemos afirmar que lo que realmente se transmite es la promesa de Dios. Con Salomón parece que esa promesa llega a su término, que con la infidelidad del rey (otra más) ya no hay salida para la gracia de Dios. Y sin embargo, muchísimos años después, podemos reconocer que esas promesas de Dios siguieron adelante a pesar nuestro y se hicieron realidad en Jesús. Con él las promesas de Dios llegan a su cumplimiento.

 

La mujer vuelve a aparecer en un rol secundario (poligamia para prestigio del hombre) y por eso choca ver a una reina, pero mirando bien también ella está mencionada para el prestigio del hombre: su llegada refuerza la sabiduría de Salomón.

 

Por cierto que nos resuena como curiosidad la leyenda contada en Etiopía ¿Cómo se explica que Etiopía sea cristiana desde antiguo rodeada de un mundo musulmán? Ellos lo explican diciendo que la reina de Sabá venía de esas tierras (aunque parece que Sabá no estaba situada allí) y volvió embarazada de Salomón, por lo que también de alguna forma Etiopía prolonga las promesas de Dios.

 

Para que optemos por una religión u otra influyen en nosotros muchas circunstancias. Una importante es la atracción de personas que queremos o modelos de vida, o por el contrario, el rechazo a cierta religión porque los fieles que hemos conocido de esa religión no son coherentes y nos alejan. También podemos llegar a esa opción por una religión u otra desde el razonamiento, pero normalmente este camino llega después, es posterior a otros pasos previos y otras influencias.

 

El contexto conocido nos da seguridad, pero vemos la importancia de salir de él, a pesar del miedo que nos produce, y buscar el rostro de Dios fuera de nuestro mundo. El papa Francisco insiste mucho en el tema de la salida misionera, para anunciar y también para escuchar el clamor de los pobres, para aprender, para conocer la realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario