sábado, 15 de marzo de 2014

15 de marzo de 2014, sábado


sábado primera semana

Dt 26,16-19   Sal 118,1-8   Mt 5,43-48

 

Sed perfectos

 

Palabra de Dios

 

D

ijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo… Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto».  (Mt 5,43-45a.48)

 

Reflexión

     Somos bonitos pero limitados, ricos al tiempo que pobres, generosos y siempre preocupados por nuestra seguridad. Más allá de todo esto somos personas con un alma empapada, chispeante de divinidad.

     Reconocer esto significa comprender que nuestra vocación es la de "ser perfectos como el Padre celestial". No es fácil serlo, ni llegar a serlo, pero en los brazos de un Padre afectuoso, nada nos es imposible.

 

Oración

En el dolor de los que sufren, eres alivio.

R.: Lo que eres se manifieste, oh Padre.

En la nostalgia de nuestro buscarte, eres seguridad.

R.: Lo que eres se manifieste, oh Padre.

En el silencio de nuestros deseos, eres santidad.

R.: Lo que eres se manifieste, oh Padre.

 

El tuyo es un nombre que no puede ser profanado

     Es más fácil esconder el nombre de Dios que revelarlo. Ezequiel nos lo recuerda con palabras fuertes: "No hago esto por vosotros, pueblo de Israel, sino por mi santo nombre que vosotros habéis profanado en medio de las naciones... Así, cuando haga que sea reconocida mi grandeza en presencia de las naciones, sabrán que yo soy el Señor" (Ez 36,22-26).

     Nuestro corazón, nuestra comunidad es el lugar o de la santificación o de la profanación de su nombre. Donde el amor desinteresado hacia todo hombre es capaz de desvelar el rostro de Dios, su nombre aún es santo.

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