domingo, 6 de abril de 2014

6 de abril de 2014, domingo


domingo quinta semana  -  A

Ez 37,12-14 ● Sal 129,1-4.6-8 ● Rom 8,8-11 ● Jn 11,1-45.

 

Lázaro: de la muerte a la vida

 

Palabra de Dios

 

C

uando rodaron la piedra (del sepulcro de Lázaro), Jesús, mirando al cielo, exclamó: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé muy bien que me escuchas siempre; si hablo así es por los que están aquí, para que crean que tú me has enviado». Terminada esta oración, exclamó Jesús con voz potente: «¡Lázaro, sal fuera!». El muerto salió del sepulcro. Tenía las manos y los pies vendados y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: «Quitadle las vendas para que pueda andar».

                                                                                                    (Jn 11,41-44)

Reflexión

     La resurrección es vida y es camino en una vida nueva. En esa vida que llevamos dentro y que tiene su origen en el Espíritu. Debemos entonces salir fuera resucitados desde dentro, a ejemplo de Lázaro. A cada uno de nosotros Jesús nos ordena: “¡Sal fuera!” Y después añade: “Quitadle las vendas para que pueda andar”. Peregrinos que anuncian la vida nueva.

 

Oración

Perdónanos las deudas y las continuas justificaciones.

R.: Necesitamos de tu perdón, ¡oh Padre!

Perdónanos las excusas para justificar nuestra falta de valor.

R.: Necesitamos de tu perdón, ¡oh Padre!

Perdónanos el miedo de hacer el bien.

R.: Necesitamos de tu perdón, ¡oh Padre!

 

En el perdón, condona la culpa

     El perdón es el segundo gran don que le pedimos al Padre. Le pedimos un amor que, aligerándonos del peso de nuestras deudas hacia Él y hacia los demás, nos vuelva a meter en el camino de la salvación. Dios, que es misericordia, nos muestra en Jesús hasta dónde llega su perdón. El Padre nos pide que vivamos en la actitud del que espera el perdón con alegría porque es dado de forma gratuita y sin límites.

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