miércoles, 29 de abril de 2015

POSTALES DESDE BONGOR (Antxon desde Bongor - Chad, 29/04/2015)

Ya estoy por aquí para contar nuevas batallitas misioneras, algunas han sido muy interesantes.
El centro de la ciudad de Bongor cuenta con luz eléctrica, y la radio también la recibe. Pues bien, un día se produjo una avería seria, de hecho el jefe de servicio de la estación eléctrica vino ese mismo día a la radio para decírnoslo y para dar una explicación a través de la radio. Durante dos semanas tuvimos que trabajar con los dos grupos electrógenos que tenemos. El caso es que un sábado uno de ellos se fundió (se quemó el motor de arranque) con lo cual pasamos a trabajar con el segundo. Llegó el domingo, día en que teníamos contratadas varias emisiones (hay organismos que nos piden hacer emisiones en nuestra radio y nos pagan, claro) y a mitad de la primera, todo negro: se para también el segundo grupo. Ahí nos veis a todo el equipo (en ese momento estábamos cinco) intentando arrancarlo de nuevo, media a oscuras y sudando copiosamente (es la época de calor). Tras 15 minutos y cuando yo ya había dicho: “El último intento”, arrancó, casi por milagro, con lo cual pudimos terminar la primera emisión (a pesar del apagón nos pagaron lo acordado) y realizar la segunda sin problemas. Ahora me río, pero sobre todo me queda la imagen de todo el equipo metido en el cuchitril del grupo haciendo lo imposible porque aquello funcionase, una imagen de unidad muy buena.

La avería de la luz sigue en la ciudad, pero la central nos ha incluido en la línea de corriente de emergencia y así podemos trabajar y dejar descansar nuestros grupos.
Ahora una anécdota significativa: a veces se pierden personas en la ciudad, sobre todo niños, y las familias vienen a hacer el correspondiente mensaje a través de la radio, y a veces lo que nos traen son los niños perdidos para que avisemos por la radio y sus familiares vengan a buscarlos aquí. La última ha sido una niña pequeñita, de unos 3 años. Casi no hablaba y lo poco que decía no lo podíamos entender (y eso que estábamos unos 10 en ese momento) porque hablaba en una lengua desconocida. Total, dimos el aviso pero nadie se presentaba… hasta que apareció el griot (especie de pregonero público). Este viaja con una moto y un tambor y va comentando las noticias que escucha. Había oído el mensaje de la niña perdida, había ido al barrio donde había sido encontrada y se había paseado por allí anunciando que una niña perdida estaba en la radio. Y había encontrado a la familia! Que se presentó también en la radio, pero… decepción: no era su hija. Había otra niña perdida en el mismo barrio. Como teníamos que cerrar la radio nos fuimos con la niña  a la comisaría de policía, donde nos dijeron que al menos cuatro madres habían pasado ya buscando a sus hijos perdidos. Por qué no fuimos antes a la comisaría? Porque sabemos que lo primero que hacen con las madres cuando llegan es darles un paliza, y después les piden un montón de dinero por su “ayuda”.

He pasado tres días en un centro de formación para catequistas que hablan la lengua que aprendí cuando estuve antes en Chad, el musey. De hecho la formación se da en musey aunque hay un catequista que, si hay expresiones que yo no llegaba a traducir bien o si alguna frase no era bien entendida, él las traducía en buen musey. Las familias que están allí pasan dos años enteros, es decir, han dejado sus pueblos para vivir durante dos años en ese centro, que posee campos para que puedan cultivar. Todos son matrimonios jóvenes que aún tienen “pocos hijos” (unos 3 por familia). Desde luego es un esfuerzo dejar sus pueblos y marcharse durante dos años fuera. Como están ahí para recibir formación están ávidos de que alguien llegue y les enseñe cosas nuevas. Yo llevé una grabadora y les hice hablar de su vida en el centro y sobre todo les pedí que contasen cuentos. Con lo que contaron ya hemos hecho una emisión especial en la radio y hemos incluido algunos cuentos en el programa de cuentos en lengua musey que tenemos en la programación. Me lo pasé muy bien entre ellos, me trataron genial. Una tristeza sin embargo fue ver que la escolarización de las chicas aún es muy precaria. Todas las mujeres que están en ese centro vienen de pequeños pueblos y han estado en la escuela hasta casarse, pero como eso sucede pronto no saben ni leer ni escribir. Estoy hablando de mujeres entre 20 y 25 años. Sus madres ni fueron a la escuela y es normal que no sepan esas cosas, pero ellas sí han ido algunos años y tampoco han aprendido. Y una gran alegría fue ver que al pozo que tienen en el centro llegaban también los nómadas musulmanes a sacar agua. Es que a 10 kilómetros de allí hace apenas un mes hubo un gran revuelo porque el ganado de los nómadas (no sé si eran vacas o dromedarios) pisoteó el campo de un campesino y cuando este protestó los nómadas lo mataron con una flecha envenenada, los otros campesinos se vengaron y los nómadas a su vez contraatacaron… Total, cinco muertos. Este hecho no ha hecho mella sin embargo en los del centro de formación, todos museys como los campesinos de la zona, y ellos siguen recibiendo a los nómadas y compartiendo con ellos el agua. Les dije que me sorprendía que no pensasen en venganzas y ellos me dijeron que era normal, que ellos habían ido a ese centro para vivir el Evangelio y eso supone paz con todos y compartir…

Desde ayer todos los obispos de Chad están reunidos en Bongor, precisamente en un centro de acogida que hay al lado de la radio. Hay ocho Diócesis, pero dos están vacantes. Están haciendo la reunión de la Conferencia Episcopal de Chad. Hoy recibían la visita del Nuncio. Naturalmente la radio está haciendo entrevistas con ellos, queremos que todos hablen para nuestros micrófonos. Han venido aquí porque el domingo se celebra la clausura del jubileo por los 50 años de reconocimiento oficial de la Diócesis en la que estoy, terminarán su encuentro con esa celebración. Uno de los obispos es un comboniano de Zaragoza.
Menudo mensaje largo, ya tenéis lectura por si sigue haciendo frío por vuestras tierras. Aquí estamos hoy a 40 grados a la sombra... E insisto en que podría ser peor.

Un abrazo y hasta otra.

Antxon

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