sábado, 25 de octubre de 2014

Lectura misionera de la Biblia: Jonás

JONÁS, EL ANTIMISIONERO

TEXTO BÍBLICO

 Jonás capítulo 1

El Señor dirigió la palabra a Jonás, hijo de Amitay: ---Levántate y vete a Nínive, la gran metrópoli, y proclama en ella que su maldad ha llegado hasta mí. Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor; bajó a Jafa y encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó el precio y embarcó para navegar con ellos a Tarsis, lejos del Señor. Pero el Señor envió un viento impetuoso sobre el mar, se alzó una furiosa tormenta en el mar y la nave estaba a punto de naufragar. Temieron los marineros y cada cual gritaba a su dios. Arrojaron los pertrechos al mar para aligerar la nave, mientras Jonás, que había bajado a lo hondo de la nave, dormía profundamente. El capitán se le acercó y le dijo: ---¿Qué haces dormido? Levántate y grita a tu Dios; a ver si ese Dios se compadece de nosotros y no perecemos. Y se decían unos a otros: echemos suertes para ver por culpa de quién nos viene esta calamidad. Echaron suertes y le tocó a Jonás. Le interrogaron: ---Dinos: ¿por qué nos sobreviene esta calamidad?, ¿cuál es tu oficio?, ¿de dónde vienes?, ¿cuál es tu país?, ¿de qué pueblo eres? Les contestó: ---Soy un hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme (…) Alzadme en vilo y arrojadme al mar, y el mar se os calmará; pues sé que por mi culpa os sobrevino esta furiosa tormenta. Pero ellos remaban para alcanzar tierra firme, y no podían porque el mar seguía embraveciéndose. Entonces invocaron al Señor: ---¡Ah, Señor, que no perezcamos por culpa de este hombre, no nos hagas responsables de una sangre inocente! Tú, Señor, puedes hacer lo que quieres. Alzaron en vilo a Jonás y lo arrojaron al mar, y el mar calmó su furia. Y aquellos hombres temieron mucho al Señor. Ofrecieron un sacrificio al Señor y le hicieron votos.

Jonás capítulo 2

El Señor envió un pez gigantesco para que se tragara a Jonás y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días con sus noches. Desde el vientre del pez, Jonás rezó al Señor, su Dios: En el peligro grité al Señor y me atendió, desde el vientre del abismo pedí auxilio y me escuchó. (…) Y sacaste mi vida de la fosa, Señor, Dios mío. Cuando se me acababan las fuerzas, invoqué al Señor, llegó hasta ti mi oración, hasta tu santo templo. Los devotos de los ídolos faltan a su lealtad; yo, en cambio, te cumpliré mis votos, mi sacrificio será un grito de acción de gracias: la salvación viene del Señor. El Señor dio orden al pez de vomitar a Jonás en tierra firme.

Jonás capítulo 3

El Señor dirigió otra vez la palabra a Jonás: ---Levántate y vete a Nínive, la gran metrópoli, y anuncia lo que yo te digo. Se levantó Jonás y fue a Nínive, como le mandó el Señor. Nínive era una gran metrópoli, tres días hacían falta para recorrerla. Jonás se fue adentrando en la ciudad y caminó un día entero pregonando: ---¡Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada! Creyeron a Dios los ninivitas, proclamaron un ayuno y se vistieron de sayal pequeños y grandes. Cuando el mensaje llegó al rey de Nínive, se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó en el polvo y mandó al heraldo proclamar en Nínive un decreto real y de la corte: ---Hombres y animales, vacas y ovejas no prueben bocado, no pasten ni beban; cúbranse de sayal hombres y animales. Invoquen fervientemente a Dios; que cada cual se convierta de su mala vida y de sus acciones violentas. A ver si Dios se arrepiente, cesa el incendio de su ira y no perecemos. Vio Dios sus obras y que se habían convertido de su mala vida, y se arrepintió de la catástrofe con que había amenazado a Nínive y no la ejecutó.

Jonás capítulo 4

(…) Jonás había salido de la ciudad y se había instalado a levante; allí se había hecho una choza, y estaba sentado a la sombra esperando el destino de la ciudad. Entonces el Señor Dios hizo crecer una planta de ricino hasta sobrepasar a Jonás, para que le diese sombra en la cabeza y lo librase de una insolación. Jonás estaba encantado con aquel ricino. Entonces Dios envió un gusano al amanecer el día siguiente, el cual dañó el ricino, que se secó. Y cuando el sol apretaba, envió Dios un viento solano bochornoso; el sol abrasaba la cabeza de Jonás y lo hacía desfallecer. Jonás se deseó la muerte y dijo: ---Más vale morir que vivir. Respondió Dios a Jonás: ---¿Y vale irritarse por lo del ricino? Contestó: ---¡Vaya si vale! Y mortalmente. El Señor le replicó: ---Tú te apiadas de un ricino que no te ha costado cultivar, que una noche brota y otra perece, ¿y yo no voy a apiadarme de Nínive, la gran metrópoli, que habitan más de ciento veinte mil hombres que no distinguen la derecha de la izquierda, y muchísimo ganado?

 

 COMENTARIO BÍBLICO

El género literario del libro de Jonás es el de cuento alegórico. Este relato no pretende ser histórico. En él se ven reflejados muchos textos proféticos, y además va a ser mencionado por Jesús en el Evangelio, por ejemplo en Mateo 12,38-42.

Jonás significa “paloma”, uno de los nombres dados a Israel. Jonás recibe la palabra de Dios como los grandes profetas, pero él desea limitar la misericordia de Dios. Representa al pueblo de Israel tras el exilio, tan mezquino de ideas con respecto a sus vecinos.

Nínive era la capital del imperio que destruyó Israel en el 721 y principal santuario de la diosa Istar, cuyo animal sagrado era la paloma. A su vez, Nínive fue destruida el año 621.

Tarsis es muy posiblemente Tartessos, colonia fenicia en el sur de España y límite extremo del mundo según los israelitas.

Ironía en el barco: cada marinero invoca a su dios mientras Jonás ni se entera de la tormenta desencadenada “por su culpa” y duerme.

“Echar a suertes” era un recurso de Israel y de otros pueblos para decidir las cuestiones dudosas. Los apóstoles también lo emplean para elegir al sucesor de Judas (Hechos 1,26).

Jonás está lleno de contradicciones: dice que su Dios es Dios del mar (¿cómo va a escapar de Él entonces en una travesía marítima?), que es misericordioso (cuando después se va a enfadar por su misericordia hacia los ninivitas) y ofrece su vida a los marineros para que lo tiren por la borda y salvar el barco (cuando quiere a la vez la destrucción de los ninivitas). Jonás muestra no haber cambiado de corazón sino que siente que sus planes han sido descubiertos y ya no tiene dónde ir. Y sin embargo gracias a su ofrecimiento el mar se calma y esos marineros paganos ofrecen un sacrificio al Señor. Esta escena es la antítesis de Ezequiel en sus capítulos 26 y 27, donde la profecía habla del reino de Tiro tirado al mar con sus riquezas. Aquí resulta que un profeta de Israel es tirado al mar por paganos.

En otros profetas aparecen también monstruos: en Jeremías 51,34 un monstruo, que representa a Babilonia, se traga a Israel, y más tarde Dios saca a su pueblo de su boca (51,44); Isaías 27,1 presenta al enemigo de Israel como un monstruo marino.

En la oración que Jonás pronuncia dentro del cetáceo hay muchas frases tomadas de los Salmos.

Segunda llamada de Dios a Jonás y esta vez sí, Jonás se dirige a Nínive. Los tres días de recorrido por la ciudad pueden ser una hipérbole o puede ser que Nínive designaba todo un territorio de unos 45 kilómetros de diámetro.

La conversión de Nínive confirma Ezequiel 3,4-7: el pueblo de Israel no escucha mientras que un pueblo con otra lengua escucha la predicación del profeta y cambia.

“Los ninivitas creyeron”. Se usa aquí la misma expresión que aparece en la Biblia para designar la fe de Abraham. El arrepentimiento incluye a los animales, expresión que aparece continuamente en el profeta Jeremías.

Las palabras en que Jonás muestra su decepción revelan claramente su carácter y los motivos que le impulsan. Trató de eludir su misión y huyó previendo que el Señor se iba a apiadar de los ninivitas si estos se arrepentían. Sus temores eran ciertos. Desde el punto de vista del Señor, la misión de Jonás ha constituido un éxito… a su pesar. De hecho Jonás está sentado a distancia esperando ver la destrucción de sus enemigos y lo que acontece es precisamente la destrucción del ricino que le sirve de protección.

Dios es el Señor de los elementos: lo mismo que el pez engulle a Jonás aquí también el ricino crece prodigiosamente y el gusano y el viento responden a la voluntad de Dios.

Jonás insiste en sus razones para estar enfadado, pero eso no va a detener al Dios de la Alianza para mostrar su bondad más allá de Israel. Este tema es el que subyace en todo este relato en el que el profeta, los marineros, los ninivitas y hasta el ganado son objeto de la misericordia divina. A Jonás le hace huir la idea de la misericordia de Dios, pero es precisamente esta misma misericordia la que lo salva cuando es arrojado al mar. Es irónico que un profeta se beneficie de la misericordia y se enfade cuando esa misma misericordia beneficia a otros. En la persona de Jonás el autor satiriza a aquellos israelitas de ideas estrechas que, a pesar de haber experimentado la misericordia de Dios, lamentan que sea concedida también a extraños. El autor escribía para aquellos de sus contemporáneos que estaban a punto de caer en la tentación de imaginarse un pueblo unido a Dios por la Alianza y capaz de poner límites a la libertad de ese mismo Dios ¿Qué os parece: el libro de Jonás sigue siendo actual?

 

COMENTARIO MISIONERO

Jonás, a su pesar, resulta ser signo de Dios y motivo de conversión para los marineros primero (que acaban alabando a su Dios) y para los ninivitas, sus grandes enemigos, después. Precisamente la culpa de Jonás es el lugar donde se realiza la conversión de los marineros: Dios saca caminos de vida incluso en medio de nuestros fracasos.

El barco en el que viaja Jonás parece una alegoría del mundo: es un lugar plural donde cada cual sigue su religión y reza a su dios, pero les mueve un objetivo común (llegar a puerto y por tanto salir de la tormenta), y aunque han encontrado al “culpable” de la tormenta, siguen esforzándose por seguir adelante sin tirarlo al mar, como el mismo Jonás les ha propuesto. Cuando ven que su situación es límite entonces sí lo hacen ¿Lo tiran al mar para liberarse de él? Más bien parece que lo hacen para ponerlo en las manos de Dios, que es el Señor del mar. Los extranjeros y/o no cristianos pueden devolvernos a las manos de Dios. El que parece desentenderse de la situación común es precisamente Jonás. Lo más fácil ante los problemas es esconderse y desaparecer. Hay sin duda personas dormidas ante las grandes causas de la humanidad. Jesús también duerme en una barca en medio de la tormenta, y cuando se despierta calma el mar (con lo que manifiesta su ser Dios pues el mismo Jonás afirma que el mar le pertenece a Dios). Toda esta escena nos recuerda a San Francisco Javier, que hizo un viaje en un bajel pirata donde continuamente se ofrecían sacrificios al ídolo con gran enfado del santo. También el mar nos recuerda a Jesús caminando sobre las aguas y a Pedro que también lo hace, pero se hunde, y al hundirse sabe pedir auxilio. Esto también provoca la conversión, como aparentemente sucede con Jonás.

El capítulo 2 nos gusta. Jonás reza porque se ve hundido y asfixiado, y es en esos momentos cuando más nos acordamos de Dios. Jonás hace muchas promesas, pero ahí parecen quedar porque él sigue esperando la destrucción de Nínive. De hecho Jonás nos recuerda a la parábola del padre misericordioso en sus dos hijos (Lucas 15): se parece al hijo pródigo porque ambos vuelven a Dios pero no sabemos si por arrepentimiento sincero o porque no tienen otro remedio; y se parece al hermano mayor porque ambos se enfadan ante la misericordia de Dios. De hecho Jonás se enfada ante una pequeñez (el ricino seco) y deja escapar las grandes causas de la humanidad (un pueblo entero que podía haber sucumbido).

Capítulo 3. Aunque hacen falta 3 días para recorrer Nínive, Jonás predica uno. Parece que quiere hacer su misión el mínimo indispensable porque sigue sin estar convencido. Dios muestra su gran misericordia, pero más que salvando a Nínive lo hace salvando a Jonás. “Ya sabía yo que perdonas” y se enfada, cuando el primer perdonado, el que más misericordia recibe de Dios es él mismo. La misericordia de Dios está siempre dispuesta, para “buenos” y “malos”, aunque a veces da la impresión que Dios prueba más con el sufrimiento a sus amigos. Vemos en Jonás a la antítesis de Abraham: aquel cree e insiste ante Dios (y los ninivitas van a creer como Abraham) mientras que Jonás huye de Dios.

Nínive protagoniza un arrepentimiento colectivo que impresiona. Igualmente nos impresionan las celebraciones comunitarias de  la penitencia, cuando toda una comunidad se reconoce pecadora y necesitada de perdón.

“Esperando el destino de la ciudad”. Las noticias se ceban en el mal de los otros y podemos verlas como espectadores o entrar en un proceso en el que captamos la esencia de las personas y los acontecimientos y nos involucramos haciéndonos protagonistas.

El nombre de Jonás significa “paloma”, que en el mundo bíblico es un animal de poca inteligencia y mal carácter. Por eso Noé lo suelta tras el diluvio, porque con tan pocas luces ese animal volverá adonde salió. La paloma vuelve con una rama de olivo, signo del aceite del consuelo. Jonás es igual de corto que la paloma, y si Dios logra sacar algo fructífero de él es que es verdaderamente grande.

El autor del libro de Jonás es realmente inteligente porque el texto está lleno de referencias bíblicas, con lo que resultaría familiar para las personas de su tiempo, pero el mensaje es una gran novedad, ciertamente transgresora: la misericordia de Dios alcanza incluso a los enemigos, a nuestro pesar. Lo que está en juego es la imagen de Dios, que en este libro rompe esquemas y supera fronteras.

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