miércoles, 6 de febrero de 2013

Oración misionera, 10 de febrero


Oración inicial

Señor, Tú has abierto el mar y has venido hasta nosotros;
Tú has desvelado la noche y has inaugurado para nosotros un día nuevo.

Tú nos has dirigido tu Palabra y nos has tocado el corazón:
nos has hecho subir contigo en la barca y nos has llevado mar adentro.

Señor, ¡Tú has hecho cosas grandes!
Te alabamos, te bendecimos, te damos gracias,
en tu Palabra, en tu Hijo Jesús, en el Espíritu Santo.

Llévanos siempre a bogar contigo,
dentro de ti y Tú en nosotros,
para echar las redes,
las redes del amor, de la amistad, del compartir, de la búsqueda
juntos de tu rostro y de tu reino ya en esta tierra.

Señor, ¡somos pecadores, lo sabemos!
Pero también por esto te damos gracias,
porque Tú no has venido a llamar a los justos,
sino a los pecadores y nosotros escuchamos tu voz y te seguimos.
Míranos, Padre, lo dejamos todo y nos vamos contigo …

(Hijas de la Misericordia)

Acción de gracias por la semana transcurrida

Agradezco a Dios por estar con nosotros, conmigo a la orilla de nuestros mares.  Por llamarme a seguirlo.  Concretamente ¿por dónde lo he seguido esta semana, en que mar, que he ‘pescado’ con y por él?

Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,21-30):

La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
-Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.
Simón contestó:
-Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo:
-Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón:
-No temas; desde ahora serás pescador de hombres.
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Comentario misionero

- Los cristianos somos hombres y mujeres que vamos en búsqueda del Señor, conscientes de que él no se hace encontrar en los palacios lujosos.  Él está con nosotros en las orillas de nuestras vidas, en las fronteras donde se encuentran las esperanzas y las decepciones de la humanidad.  Y sube a la barca, desafía las aguas peligrosas, las domina y desde allí ofrece su salvación, que nace de la Palabra, escuchada y acogida.

- Ahí, en medio de la gente escuchamos la propuesta de Jesús, hacemos lo que él dice, cumplimos sus indicaciones, lanzamos con él las redes al mar (v. 4-5).  A veces, las propuestas de Jesús pueden parecer ilógicas, incoherentes, ridículas (y cuántas veces lo parecen, comparándolas con los esquemas del mundo); pero es necesario confiar incondicionalmente, ponerse en sus manos y cumplir a rajatabla sus indicaciones (“por tu palabra, echaré las redes”, v. 5).

- Finalmente ser cristiano es dejarlo todo y aceptar la misión que Jesús propone: ser pescador de hombres (v. 10).
Para que entendamos el verdadero significado de la expresión, tenemos que recordar lo que significaba el “mar” en el ideario judío: era el lugar de los monstruos, donde residían los espíritus y las fuerzas demoníacas que intentaban robar la vida y la felicidad al hombre.
Decir que sus discípulos van a ser “pescadores de hombres” significa que la misión del cristiano es continuar la obra libertadora de Jesús en favor del hombre, procurando liberar al hombre de todo aquello que le roba la vida y la felicidad. Se trata de salvar al hombre de morir ahogado en el mar de la opresión, del egoísmo, del sufrimiento, del miedo, de las fuerzas demoníacas que impiden su felicidad.

(cf. Servicio de animación litúrgica, Dominicos de España)

Silencio meditativo

Oraciones y peticiones espontáneas

Oración final
Estamos en la semana de Manos Unidas, terminamos con la oración que se nos propone por la campaña de este año.

Señor Dios, que hiciste al hombre y la mujer
iguales en dignidad, derechos y deberes,
y los hiciste diferentes y complementarios,
para que se amaran y formaran la familia
y para que juntos humanizaran el mundo,
haciéndoles tus colaboradores en la creación.

Mira nuestro mundo dividido y maltrecho,
donde la mujer aún es discriminada,
por leyes, costumbres y actitudes injustas;
donde millones son explotadas y marginadas,
por el absurdo delito de ser mujer.

Mira nuestro mundo y dale cordura y justicia,
para que nunca más se discrimine a la mujer;
y juntos, mujeres y hombres,
construyamos un mundo de igualdad
en el que todos podamos gozar de la vida.

Señor, danos fuerza y valentía
para rebelarnos contra todas las injusticias,
en especial ésta que aqueja a media humanidad.
Que ayudemos a las mujeres marginadas,
mientras vamos consiguiendo leyes justas,
que permitan vivir en igualdad
a todos los hombres y mujeres de la tierra.

[Campaña de Manos Unidas 2013]

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario