martes, 8 de enero de 2013

Oración misionera, 13 de enero

Acción de gracias inicial por el reencuentro y por lo vivido durante el tiempo de Navidad

Oración inicial
 
Una voz se levanta en el llano:
"Convertíos y haced penitencia";
el Señor se sumerge en las aguas
para darnos la vida por ellas.

En Caná manifiesta su gloria
con el cambio del agua en el vino,
esperando la hora fijada
en que habrá de explicar este signo.

Escuchando tu voz, Padre amado,
veneramos a tu único Hijo,
Sobre el cual el Espíritu Santo
descendió para ser tu testigo. Amén.

Evangelio (Lucas 3,15-16.22-23)
 
En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego». En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto».

Comentario misionero

- Jesús se pone en la fila de los pecadores para recibir un bautismo de conversión. No parece su lugar, pero allí está, compartiendo la suerte de ellos. Tampoco parece esta tierra el lugar de Dios, y sin embargo aquí está.

- Cuando los misioneros se van a otras culturas hacen suya la suerte de otros pueblos que no son el suyo. Se podrían desentender, pero la encarnación supone compromiso.

- El bautismo de Jesús nos recuerda el nuestro, y las palabras de lo alto nos recuerdan que somos hijos amados. Jesús ya era Hijo de Dios, pero hay momentos en que se evidencia esa filiación. Nosotros, aun sin bautismo, somos ya hijos de Dios, pero en ese momento se hace más evidente.

Silencio meditativo

Oraciones compartidas

Renovación de las promesas del bautismo

Padre Nuestro

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