Sigue
curvado sobre mi, Señor,
Remodelándome,
Aunque yo me resista.
!Qué atrevido pensar que tengo yo mi llave!
!Si no sé de mi mismo!
Si nadie, como Tú,
puede decirme lo que llevo en mi dentro.
Ni nadie hacer que vuelva de mis caminos
que no son como los tuyos.
Sigue curvando sobre mí, tallándome,
aunque a veces de dolor te grite.
Soy pura debilidad -Tú bien lo sabes-,
tanta, que, a ratos
hasta me duelen tus caricias.
Lábrame los ojos y las manos,
la mente, la memoria
y el corazón,- que es mi sagrado -,
al que no te dejo entrar cuando me llamas.
Entra, Señor, sin llamar, sin permiso.
Tú tienes otra llave, además de la mía,
que en mi día primero, Tú me diste,
y que empleo, pueril, para cerrarme.
Que sienta sobre mí tu "conversión"
y se encienda la mía del fuego de la Tuya,
Que arde siempre, allá en mi dentro.
Y empiece a ser humano.
a ser humano,
a ser persona.
Remodelándome,
Aunque yo me resista.
!Qué atrevido pensar que tengo yo mi llave!
!Si no sé de mi mismo!
Si nadie, como Tú,
puede decirme lo que llevo en mi dentro.
Ni nadie hacer que vuelva de mis caminos
que no son como los tuyos.
Sigue curvando sobre mí, tallándome,
aunque a veces de dolor te grite.
Soy pura debilidad -Tú bien lo sabes-,
tanta, que, a ratos
hasta me duelen tus caricias.
Lábrame los ojos y las manos,
la mente, la memoria
y el corazón,- que es mi sagrado -,
al que no te dejo entrar cuando me llamas.
Entra, Señor, sin llamar, sin permiso.
Tú tienes otra llave, además de la mía,
que en mi día primero, Tú me diste,
y que empleo, pueril, para cerrarme.
Que sienta sobre mí tu "conversión"
y se encienda la mía del fuego de la Tuya,
Que arde siempre, allá en mi dentro.
Y empiece a ser humano.
a ser humano,
a ser persona.
(Ignacio Iglesias, sj)
MATEO 4,1‑11
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por
el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días
con sus cuarenta noches, al final sintió hambre. El tentador se le acercó y le
dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Pero
él le contestó, diciendo: «Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre, sino
de toda palabra que sale de la boca de Dios”». Entonces el diablo lo lleva a la Ciudad Santa , lo pone
en el alero del templo y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque
está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus
manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”». Jesús le dijo: «También
está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». Después el diablo lo lleva a
una montaña altísima y, mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria, le
dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». Entonces le dijo Jesús:
«Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo
darás culto”». Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le
servían.
Distíngueme,
Señor, ponme tus señas
en medio
de la frente, que no seaun número cualquiera, un trozo solo
de identidad perdida confundiéndose.
Márcame
bien los ojos, traza un signo
de
ternura en mis manos, que las huellasde mis pies al andar marquen tu paso
desigual y perfecto por la tierra.
No consientas
que borren estas voces.
Que
anulen mi palabra, que me pierdaanónimo y sin luz sin yo ya propio.
Tan
libre quiero estar, tan en mí mismo,
lejos de
los senderos uniformesque estoy contra mí mismo y contra todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario