lunes, 24 de febrero de 2014

Oración misionera, 2 de marzo 2.014

DÍA DE HISPANOAMÉRICA: "La alegría de ser misionero."
 
 
ADORA Y CONFÍA
No te inquietes por las dificultades de la vida,
por sus altibajos, por sus decepciones,
por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere,
ofrécele en medio de inquietudes y dificultades
el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo,
acepta los designios de su providencia.
Poco importa que te consideres un frustrado
si Dios te considera plenamente realizado;
a su gusto.
Piérdete confiado ciegamente
en ese Dios que te quiere para sí
y que llegará hasta ti, aunque jamás le veas.
Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente cogido,
cuanto más decaído y triste te encuentres.
Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz.
Que nada te altere.
Que nada sea capaz de quitarte tu paz.
Ni la fatiga psíquica. Ni tus fallos morales.
Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro,
una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor
continuamente te dirige.
Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada,
como fuente de energía y criterio de verdad,
todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Recuerda: cuanto te reprima e inquiete es falso.
Te lo aseguro en nombre de las leyes de la vida
y de las promesas de Dios.
Por eso, cuando te sientas apesadumbrado, triste,
adora y confía.  
(Teilhard de Chardin)
 
Mateo 6,24‑34
 
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos».
 
 
Un hombre que pasaba por el bosque vio un zorro que había perdido sus patas, por lo que el hombre se preguntaba cómo podría sobrevivir. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca. El tigre ya se había hartado y dejó el resto de la carne para el zorro.
Al día siguiente Dios volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre. El comenzó a maravillarse de la inmensa bondad de Dios, y se dijo a sí mismo: “Voy también yo a quedarme en un rincón confiando plenamente en el Señor, y éste me dará cuanto necesito”.
Así lo hizo durante muchos días, pero no sucedió nada y el pobre hombre ya estaba casi a las puertas de la muerte cuando oyó una voz que le decía: “Oh, tú que te hayas en la senda del error, abre tus ojos a la verdad, sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado
Por la calle vi a una niña aterida y tiritando de frío dentro de su ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le dije a Dios: “¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?”. Durante un rato Dios guardó silencio, pero aquella noche, de improviso, me respondió: “Ciertamente que he hecho algo, te he hecho a ti”.        (Fábula del místico árabe Sa´di)
 
 
PROVIDENCIA
 
(Basada en frases de san Guido Mª Conforti, fundador de los misioneros javerianos)
 
Oh, Dios, caudal de la vida,
Tú alimentas a las aves del cielo
que no siembran ni cosechan,
ni almacenan en graneros;
Tú vistes a las flores del campo
que no trabajan ni tejen.
Tú lo eres todo para nosotros:
en ti vivimos, nos movemos y existimos.
Te confiamos nuestras vidas;
las ponemos en tus manos, enteramente,
con tal que el Evangelio de Jesús,
tu Hijo y Hermano nuestro,
sea anunciado a toda la humanidad.
Nuestro corazón está contigo, Padre;
nuestros ojos miran a los tuyos
y nuestra manos abiertas,
al ofrecerte trabajos, dolores y alegrías,
te piden por todas la necesidades
que tiene nuestra Familia misionera.
Agradecidos por tantos dones que de Ti nos llegan,
nos comprometemos a compartirlos
con todos los pobres de la tierra
que esperan de nosotros un testimonio de amor
y tu Palabra de Liberación.
Que tu gracia y tu paz abunden
entre todos aquellos amigos que,
con la actividad de su fe, la eficacia de su amor
y la constancia de su esperanza,
nos ayudan y nos animan
a entregarnos sin reservas al anuncio de tu Reino.
Por este amanecer de tu Providencia
en nuestros días más frágiles,
los mendigos de pan y de amor
transformaremos tus bendiciones
en acción de gracias
y anunciaremos tu misericordia
a todos los pueblos, para siempre.
Amén

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