miércoles, 12 de marzo de 2014

12 de marzo de 2014, miércoles


miércoles primera semana

Jonás 3,1-10   Sal 50,3-19   Lc 11,29-32

 

Signo de misericordia

 

Palabra de Dios

 

L

a gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del Hombre para esta generación».    (Lc 11,29-31)

 

Reflexión

     Dios concede como signo definitivo el anuncio de su misericordia. Dios no nos puede dar signo más grande que esto. Dios es amor y la fe es aceptar esta prueba de su amor. Jonás fue un signo para los Ninivitas: signo de un Dios misericordioso y clemente, que los arropa en un abrazo lleno de misericordia. Jesús, entregado en manos de los hombres, es el signo definitivo para nosotros, es el don total de la misericordia del Padre.

 

Oración

De tu realidad recibe fuerza nuestra debilidad.

R.: Lo que eres se manifieste, oh Padre.

En tu nombre se levantan los desanimados.

R.: Lo que eres se manifieste, oh Padre.

Con tu presencia nuestra acción se hace testimonio.

R.: Lo que eres se manifieste, oh Padre.

 

Tu nombre es glorificado en Cristo

     Unos que no eran del pueblo de Israel quieren ver a Jesús (Jn 12,21). Jesús, manifestándoseles, manifiesta al mundo entero el misterio de Dios. Sólo aquél que viene en el nombre del Señor (Mc 11,9) puede darnos a conocer el NOMBRE de DIOS. La misión de Jesús, en efecto, es la de manifestar el nombre de Dios, de darlo a conocer (Jn 17,26). Y hablando de lo que Dios es y hace, nos revela el misterio del grano de trigo que tiene que caer en tierra y morir para poder dar fruto. La vida y la muerte de Jesús es el nombre de Dios: Padre, glorifica tu nombre (Jn 17,1).

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