SALOMÓN
DE
SABIO A IDÓLATRA
TEXTO BÍBLICO: 1 Reyes
3,16-28.10,1-13.11,1-13
La reina de Sabá oyó la fama de
Salomón y fue a desafiarlo con enigmas. Llegó a Jerusalén con una gran caravana
de camellos cargados de perfumes y oro en gran cantidad y piedras preciosas.
Entró en el palacio de Salomón y le propuso todo lo que pensaba. Salomón
resolvió todas sus consultas; no hubo una cuestión tan oscura que el rey no
pudiera resolver. Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa
que había construido, los manjares de su mesa, toda la corte sentada a la mesa,
los camareros con sus uniformes sirviendo, las bebidas, los holocaustos que
ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada, y dijo al rey: ---¡Es
verdad lo que me contaron en mi país de ti y tu sabiduría! Yo no quería
creerlo; pero ahora que he venido y lo veo con mis propios ojos, resulta que no
me habían dicho ni la mitad. En sabiduría y riquezas superas todo lo que yo
había oído. ¡Dichosa tu gente, dichosos los cortesanos, que están siempre en tu
presencia aprendiendo de tu sabiduría! ¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que, por
el amor eterno que tiene a Israel, te ha elegido para colocarte en el trono de
Israel y te ha nombrado rey para que gobiernes con justicia! La reina regaló al
rey cuatro mil kilos de oro, gran cantidad de perfumes y piedras preciosas.
Nunca llegaron tantos perfumes como los que la reina de Sabá regaló al rey
Salomón. La flota de Jirán, que transportaba el oro de Ofir, trajo también
madera de sándalo en gran cantidad y piedras preciosas. Con la madera de
sándalo el rey hizo balaustradas para el templo del Señor y el palacio real y
cítaras y arpas para los cantores. Nunca llegó madera de sándalo como aquélla ni
se ha vuelto a ver hasta hoy. Por su parte, el rey Salomón regaló a la reina de
Sabá todo lo que a ella se le antojó, aparte de lo que el mismo rey Salomón,
con su esplendidez, le regaló. Después ella y su séquito emprendieron el viaje
de vuelta a su país.
Pero el rey Salomón se enamoró de
muchas mujeres extranjeras, además de la hija del faraón: moabitas, amonitas,
edomitas, fenicias e hititas, de las naciones de quienes había dicho el Señor a
los de Israel: No os unáis con ellas ni ellas con vosotros, porque os desviarán
el corazón tras sus dioses. Salomón se enamoró perdidamente de ellas; tuvo
setecientas esposas y trescientas concubinas. Y así, cuando llegó a viejo, sus
mujeres desviaron su corazón tras dioses extranjeros; su corazón ya no perteneció
por entero al Señor, como el corazón de David, su padre. Salomón siguió a
Astarté, diosa de los fenicios; a Milcom, ídolo de los amonitas. Hizo lo que el
Señor reprueba; no siguió plenamente al Señor, como su padre, David. Entonces
construyó en el monte que se alza frente a Jerusalén una ermita a Camós, ídolo
de Moab, y a Milcom, ídolo de los amonitas. Lo mismo hizo para sus mujeres
extranjeras, que quemaban incienso y sacrificaban en honor de sus dioses. El
Señor se encolerizó contra Salomón, porque había desviado su corazón del Señor,
Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y que precisamente le
había prohibido seguir a dioses extranjeros; pero Salomón no cumplió esta
orden. Entonces el Señor le dijo: ---Por haberte portado así conmigo, siendo
infiel al pacto y a los mandatos que te di, te voy a arrancar el reino de las
manos para dárselo a un servidor tuyo. No lo haré mientras vivas, en
consideración a tu padre, David; se lo arrancaré de la mano a tu hijo. Y ni
siquiera le arrancaré todo el reino; dejaré a tu hijo una tribu, en
consideración a mi siervo David y a Jerusalén, mi ciudad elegida.
COMENTARIO BÍBLICO
El amplio espacio que se dedica a
este rey, infiel a la alianza, no es lo habitual porque normalmente la
referencia a los reyes infieles es más bien sumaria. La razón de esta mayor
atención a Salomón quizá se deba a este segundo relato mencionado, que pretende
alentar a los desterrados para que por una parte descubran en lo que Salomón sí
hizo bien y en su gloria la realización de las promesas de Dios a David, y por
otra lo que el pueblo estaba llamado a ser si sus reyes se hubieran mantenido
fieles.
Los antiguos equiparaban
sabiduría con éxito en la vida, las artes, la política o en cualquier otra
actividad que emprendiera la persona. El relato del niño que se disputan las
dos madres muestra la sagacidad de Salomón según un concepto más cercano al que
nosotros tenemos ahora de sabiduría, mientras que los relatos que muestran a
Salomón comerciando, enriqueciéndose o bien organizando la construcción del
templo nos muestran ese sentido amplio de la sabiduría. Por eso la visita de la
reina de Sabá no queda fuera de contexto sino que se inserta como un episodio
más que viene a poner de relieve la fama de Salomón como hombre sabio, que
consigue éxito en todos los terrenos.
Los archivos de Babilonia hablan
de cinco reinas de Sabá en los siglos VIII y VII y los autores bíblicos
mencionan el oro, las especias, el incienso puro y las piedras preciosas que
habían hecho famosos a los mercaderes sabeos. Recientes excavaciones han
demostrado que el antiguo reino de Sabá estaba situado en Arabia del Sur, en el
actual Yemen. Este reino floreció entre los siglos XII a I a. C.,
principalmente gracias a sus caravanas de camellos, que convirtieron a este
país en el intermediario de las rutas comerciales terrestres entre el Lejano
Oriente y Asia Menor. La visita de la reina a Salomón se debió fundamentalmente
a motivos comerciales, pero el autor la ha presentado con otra intención:
ilustrar una vez más la fama alcanzada por Salomón como sabio.
La reina de Sabá es mencionada
por Jesús en el Evangelio cuando algunas personas, para poner a prueba su
autoridad, le piden signos: Lucas 11,29-32. También Salomón es mencionado por
Jesús cuando compara los lirios del campo con el fasto de Salomón: Mateo
6,24-34.
Lo referente a la infidelidad de
Salomón proviene mayoritariamente de la obra escrita durante el exilio. El
matrimonio con extranjeros era cosa corriente en el antiguo Israel, a pesar de
las leyes que luego tratarían de evitarlo. David tenía entre sus, al menos,
siete esposas una calebita y una aramea. También llegó a contar con diez
concubinas. Salomón por su parte tomó esposas extranjeras ante todo por razones
políticas (alianza y amistad con otras naciones) y por prestigio, pues poseer
un gran harén era señal de riqueza y poderío. Las cifras que aquí se dan
representan números redondos y no son creíbles en sí, pero seguro que el harén
de Salomón estaba bien poblado, como era costumbre, y más en el caso de alguien
como él que parece muy preocupado por su propio prestigio.
Los santuarios y cultos
extranjeros debieron introducirse en Judá y Jerusalén al mismo tiempo que las
esposas procedentes de otras naciones. Sin embargo el autor puntualiza que
Salomón no rindió culto a otros dioses hasta los últimos años de su reinado.
Astarté era la diosa de la
fecundidad de las plantas, animales y seres humanos. Muchos lugares tenían su
propia Astarté hasta el punto que en muchos lugares su nombre va en plural.
Milcom era el dios de los ammonitas y Camós el dios principal de los moabitas,
aunque es probable que ambos sean variantes del dios mesopotámico Nergal,
relacionado con la muerte y el mundo inferior.
El enfado de Dios y el “castigo”
que inflinge a Salomón son sin duda la interpretación “a posteriori” como
voluntad divina de los hechos históricos ya acaecidos y debidos a otras causas:
superioridad militar de los otros pueblos, desorganización del reino,
desilusión del pueblo con sus reyes…
COMENTARIO MISIONERO
El texto que hemos visto empieza
con la escena de las dos madres en la que nos llama la atención que ninguna de
las dos parece dar importancia al hijo muerto.
En el vídeo forum pusimos la película
“Incendies” en la que también hay una escena de una mujer que intenta salvar la
vida de una niña que no es hija suya.
Salomón nos recuerda la
ambivalencia que hay en toda persona: luces y sombras. Una persona puede ser
maravillosa para unos y un monstruo para otros. El tiempo puede ayudar a purificar nuestra mirada sobre
alguien. En el caso de Salomón va a quedar como alguien sabio (así lo menciona
el mismo Jesús) pero no como perfecto o absoluto, y si es sabio en definitiva
es por la presencia de Dios.
Nos sigue chocando la imagen de
un Dios que castiga. Con Jesús purificamos esa imagen y pasamos del Dios castigador
al Dios que da y se da, y ojalá nosotros estemos a la altura de ese amor. Jesús
sí dice palabras duras (a los fariseos, a los ricos…) y dedica miradas de ira,
pero no para condenar, sino como advertencia ante lo que esas personas se están
perdiendo: pierden la posibilidad de recibir lo que Dios da y se cierran el
camino para comprender al Dios que se da. Los ricos también necesitan a Dios.
Miramos mucho lo aparente, nos
perdemos mucho de los demás con nuestros prejuicios. Si miramos a alguien desde
la condena, no estamos contribuyendo para que se transforme.
Con el castigo que Dios impone a
los descendientes de Salomón parece que lo que se transmite de unos a otros es
el pecado. Sin negar las consecuencias sociales de todo pecado, con Jesús
podemos afirmar que lo que realmente se transmite es la promesa de Dios. Con Salomón
parece que esa promesa llega a su término, que con la infidelidad del rey (otra
más) ya no hay salida para la gracia de Dios. Y sin embargo, muchísimos años
después, podemos reconocer que esas promesas de Dios siguieron adelante a pesar
nuestro y se hicieron realidad en Jesús. Con él las promesas de Dios llegan a
su cumplimiento.
La mujer vuelve a aparecer en un
rol secundario (poligamia para prestigio del hombre) y por eso choca ver a una
reina, pero mirando bien también ella está mencionada para el prestigio del
hombre: su llegada refuerza la sabiduría de Salomón.
Por cierto que nos resuena como
curiosidad la leyenda contada en Etiopía ¿Cómo se explica que Etiopía sea cristiana
desde antiguo rodeada de un mundo musulmán? Ellos lo explican diciendo que la
reina de Sabá venía de esas tierras (aunque parece que Sabá no estaba situada
allí) y volvió embarazada de Salomón, por lo que también de alguna forma Etiopía
prolonga las promesas de Dios.
Para que optemos por una religión
u otra influyen en nosotros muchas circunstancias. Una importante es la atracción
de personas que queremos o modelos de vida, o por el contrario, el rechazo a
cierta religión porque los fieles que hemos conocido de esa religión no son
coherentes y nos alejan. También podemos llegar a esa opción por una religión u
otra desde el razonamiento, pero normalmente este camino llega después, es
posterior a otros pasos previos y otras influencias.
El contexto conocido nos da
seguridad, pero vemos la importancia de salir de él, a pesar del miedo que nos
produce, y buscar el rostro de Dios fuera de nuestro mundo. El papa Francisco
insiste mucho en el tema de la salida misionera, para anunciar y también para escuchar
el clamor de los pobres, para aprender, para conocer la realidad.
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