jueves
tercera semana
Jr 7,23-28 ● Sal
94,1-2.6-9 ● Lc 11,14-23
La palabra
Palabra de Dios
C
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uando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes
están seguros. Pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas
de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo, está contra mí; el
que no recoge conmigo, desparrama. (Lc 11,21-23)
Reflexión
El cristiano debe decidirse o por Cristo o contra Cristo. Y, por
lógica, debería elegir a Cristo y a su Palabra. Pero vivimos en un tiempo lleno
de ruidos que no nos ayudan a oír la Palabra, en un tiempo lleno de actividad
donde no hay posibilidad para ir a la escuela de Jesús.
La Palabra de Dios no se agota en las lecturas y en los
comentarios. Nos alcanza, de manera misteriosa pero real, gracias a la presencia
de Cristo resucitado que obra en cada uno de nosotros para que podamos dar
fruto.
Oración
Tú, razón de nuestra escucha recíproca.
R: Que se realice lo que
Tú quieres, Padre.
Tú, motivo del respeto que nos debemos.
R: Que se realice lo que
Tú quieres, Padre.
Tú, valor de las iniciativas que llevamos adelante.
R: Que se realice lo que
Tú quieres, Padre.
Se realice tu designio de amor en un mundo dividido
Debemos realizar el Reino,
los designios de amor del Padre, en el tiempo presente que es tiempo de
división y de tragedia. Las tantas desgracias, de las que somos espectadores
día a día, pueden engendrar la duda de que los proyectos de Dios se realicen
con dificultad y lentamente.
Son los tiempos del
testimonio. Debemos ser testigos en el mundo del incondicional amor del Padre e
invitar a los hombres a que miren más allá del hoy, hacia la realización de las
promesas, de toda realidad querida por Dios.
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