jueves
segunda semana
Jer 17,5-10 ● Sal
1,1-6 ● Lc 16,19-31
Con el pobre Lázaro
Palabra de Dios
«H
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abía un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba
espléndidamente cada día. Y un mendigo, llamado Lázaro, estaba echado en su
portal, cubierto de llagas y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa
del rico, pero nadie se lo daba. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle
las llagas». (Lc 16,19-21)
Reflexión
Delante de tantos “Lázaros”, hacemos lo que hizo el rico epulón.
Ni siquiera les dedicamos una mirada. Bastaría, cuanto menos, con esforzarnos
para estar con ellos en el dolor, ofrecer presencia, compartir los momentos de
dificultad. La alegría de la solidaridad es ya recompensa.
La solidaridad, a través de la entrega, nos conduce al centro de
la alegría, ya que compartiendo nuestra humanidad con los demás es cuando la
alegría se deja encontrar.
Oración
Tu Reino es lucha por la dignidad del hombre.
R.: Que se realice lo que
tu quieres, Padre.
Tuya es la verdad que elimina el reino de la mentira.
R.: Que se realice lo que
tu quieres, Padre.
Tuya es la libertad que rompe las ataduras del dominio.
R.: Que se realice lo que
tu quieres, Padre.
Reino que se manifiesta en la gloria del Padre
Jesús tenía el verdadero
sentido del Reino de Dios y hablaba de él con parábolas. Es un reino que no se
realiza con el poder ni con la violencia humana. No es según las maneras de
pensar de este mundo (Jn 18,36). Es como un árbol, una red, un banquete al que
todos están invitados.
Es una realidad abierta a
mí, a ti, a todos, universal, con los signos de la plenitud y de la
misericordia. Un nuevo orden mundial para la realización de la salvación (Is
2,2-4: Mic 4,1-3).
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