sábado
primera semana
Dt 26,16-19 ● Sal
118,1-8 ● Mt 5,43-48
Sed perfectos
Palabra de Dios
D
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ijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Amarás a
tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros
enemigos y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre
que está en el cielo… Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial es
perfecto». (Mt 5,43-45a.48)
Reflexión
Somos bonitos pero limitados, ricos al tiempo que pobres,
generosos y siempre preocupados por nuestra seguridad. Más allá de todo esto
somos personas con un alma empapada, chispeante de divinidad.
Reconocer esto significa comprender que nuestra vocación es la
de "ser perfectos como el Padre celestial".
No es fácil serlo, ni llegar a serlo, pero en los brazos de un Padre afectuoso,
nada nos es imposible.
Oración
En el dolor de los que sufren, eres alivio.
R.: Lo que eres se
manifieste, oh Padre.
En la nostalgia de nuestro buscarte, eres seguridad.
R.: Lo que eres se
manifieste, oh Padre.
En el silencio de nuestros deseos, eres santidad.
R.: Lo que eres se
manifieste, oh Padre.
El tuyo es un nombre que no puede ser profanado
Es más fácil esconder el
nombre de Dios que revelarlo. Ezequiel nos lo recuerda con palabras fuertes:
"No hago esto por vosotros, pueblo de Israel, sino por mi santo nombre que
vosotros habéis profanado en medio de las naciones... Así, cuando haga que sea
reconocida mi grandeza en presencia de las naciones, sabrán que yo soy el
Señor" (Ez 36,22-26).
Nuestro corazón, nuestra
comunidad es el lugar o de la santificación o de la profanación de su nombre. Donde el amor desinteresado hacia todo hombre es capaz
de desvelar el rostro de Dios, su nombre aún es santo.
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