ORACIÓN
Jesús, yo quiero la mejor
parte.
Creo y espero en Ti
y por eso me comprometo ante la
realidad,
trabajo y sirvo a los demás
como Marta;
contemplo y escucho tu Palabra
como María.
Que ambas, Señor, estén en mí
para que ni en la acción ni en
la contemplación
me separe de Ti:
que mi oración integre los
gritos del mundo,
que mi acción contemple tu
presencia en la realidad.
EVANGELIO DEL DÍA (Lucas 10,38-42)
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano." Pero el Señor le contestó: "Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán."
TESTIMONIO MISIONERO
La
imagen corresponde a Ntra. Sra. de África, que está en la basílica de Argel
La primera vez que oí hablar de África fue a mi madre. En aquel entonces,
tenía 6 años y era una niña que contemplaba la naturaleza y la vida, con muchas preguntas: ¿De dónde vienen las
golondrinas? ¿Qué hay detrás de las montañas de mi pueblo de Navarra? ¿por qué
hay tantos niñ@s en África que tienen hambre y por qué no van a la escuela?
¿por qué las guerras? ¿por qué S. Francisco Javier lleva una llama en su
corazón?.....
La búsqueda de respuestas, el inconformismo ante la rutina y la sed de autenticidad que nacía desde
dentro, me llevó a dar pasos, a viajar para ampliar los horizontes, conocer
gentes y culturas diferentes, a comprometerme como profesora en Pamplona y en
el movimiento cristiano de jóvenes … Hasta que un día me encontré con un
misionero de África, Jesús Martínez, que
me lanzó el reto de ir a África. Como mujer apasionada y amiga de los retos, en
el 1994 fui al Mali (África del Oeste). Hubo 2 cosas que me impactaron: el 60%
de los niños no tienen escuelas. Y la segunda, los miles de personas, millones
que no conocen todavía a Jesús y el Evangelio. Escuché el GRITO de Dios a
través de la gente y la urgencia de
trabajar por la Justicia ,
el desarrollo, la educación…. En este grito, escuché que Dios me llamaba por mi
nombre para colaborar con El…que susto!!!!
Me atrajo el estilo de vida de las Misioneras de Nuestra Señora de
África: su sencillez y acogida; su cercanía con la gente, hablando sus lenguas;
comprometidas en la formación de los African@s (escuelas, salud, catequesis…),
la promoción de la mujer, el diálogo interreligioso… Me pareció interesante
vivir en comunidades internacionales, de diferentes países, poniendo a Cristo
como centro y motor, y construyendo la familia de la Humanidad.
Lo que nunca me había imaginado
era que Dios me iba a proponer este proyecto para mí. Esto implicaba TODA MI
VIDA, un cambio radical: la disponibilidad total al servicio del Evangelio como
religiosa misionera y con una opción preferencial por África y los pueblos
Africanos. La verdad que sentí pánico, tener que dejar mis comodidades, mis
seguridades, mi familia, mis amigos, mi trabajo, mi casa, mi coche, la
electricidad, el agua potable…
Después de un año muy duro de lucha y resistencias, en la oración escuché
las PALABRAS de JESUS: “Maite, no tengas miedo, yo estoy contigo, te amó y te
acompaño, yo estaré contigo todos los días, hasta el fin de los tiempos” (Mt
28, 20) Con la fuerza del Espíritu y el acompañamiento de la comunidad me lancé
en esta aventura de soltar amarras e ir mar adentro en el barco de la Misión donde Cristo va al timón.
He tenido la dicha de vivir en diferentes países: Burkina, Burundi,
México, Kenia…
En cada país he dejado un trocito de mi corazón y he recibido muchos
trocitos más que han enriquecido mi vida y ensanchado mi corazón haciéndolo más
universal. Un lugar especial tiene
Burundi donde viví 6 años, aprendí la lengua el kirundi, me dieron el
nombre de familia NSHIMIRIMANA y donde trabajé en los talleres de paz y
reconciliación, en la cárcel en la formación de las mujeres y los catequistas.
Actualmente estoy en España donde mi misión es dar a conocer y a amar a África,
crear puentes de fraternidad y solidaridad, y preparar campos de trabajo en
África para que los jóvenes españoles tengan la oportunidad de vivir una
experiencia que transforme sus vidas.
Y ahora te escribo a ti, que estás leyendo este mensaje, NO TENGAS MIEDO
DE ESCUCHAR a DIOS en tu CORAZON, tiene un mensaje importante para ti !!!
(Maite Oiartzun, misionera de
Nuestra Señora de África)
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