martes, 8 de octubre de 2013

Lectura misionera de la Biblia: el joven David


elección y lucha con Goliat 

Breve introducción.- El pueblo de Israel tuvo muchos problemas para organizar los puestos de responsabilidad: de los patriarcas pasó a los profetas, a los jueces… El debate sobre la monarquía fue áspero (en la Biblia hay textos a favor y en contra), pero al final se impuso. El primer rey fue Saúl, que dejó muy descontento al pueblo por su carácter variable. Se hizo necesario entonces ir preparando otro nuevo rey que tomase el relevo. 

TEXTO BÍBLICO: 1 Samuel 16,4-13; 17,2-11.32-51 

Cuando Samuel llegó a Belén, los concejales del pueblo fueron ansiosos a su encuentro: ---¿Vienes en son de paz? Respondió: ---Sí, vengo a hacer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio. Purificó a Jesé y a sus hijos y los convidó al sacrificio. Cuando llegó, vio a Eliab, y pensó: ---Seguro, el Señor tiene delante a su ungido. Pero el Señor le dijo: ---No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia. El Señor ve el corazón. Jesé llamó a Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel, y Samuel le dijo: ---Tampoco a éste lo ha elegido el Señor. Jesé hizo pasar a Samá, y Samuel dijo: ---Tampoco a éste lo ha elegido el Señor. Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel, y Samuel le dijo: ---Tampoco a éstos los ha elegido el Señor. Luego preguntó a Jesé: ---¿Se acabaron los muchachos? Jesé respondió: ---Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas. Samuel dijo: ---Manda a por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue. Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo. Entonces el Señor dijo a Samuel: ---Anda, úngelo, porque es éste. Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento invadió a David el Espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante. 

Saúl y los israelitas se reunieron y acamparon en el valle de Elá, y formaron para la batalla contra los filisteos. Los filisteos tenían sus posiciones en un monte y los israelitas en el otro, con el valle de por medio. Del ejército filisteo se adelantó un luchador, llamado Goliat, oriundo de Gat, de casi tres metros de alto. Llevaba un casco de bronce en la cabeza, una cota de malla de bronce que pesaba medio quintal, grebas de bronce en las piernas y una jabalina de bronce a la espalda; el asta de su lanza era como la percha de un tejedor y su punta de hierro pesaba unos seis kilos. Su escudero caminaba delante de él. Goliat se detuvo y gritó a las filas de Israel: ---¡No hace falta que salgáis formados a luchar! Yo soy el filisteo, vosotros los esclavos de Saúl. Elegíos uno que baje hasta mí; si es capaz de pelear conmigo y me vence, seremos esclavos vuestros; pero si yo le puedo y lo venzo, seréis esclavos nuestros y nos serviréis. Y siguió: ---¡Yo desafío hoy al ejército de Israel! ¡Echadme uno, y lucharemos mano a mano! Saúl y los israelitas oyeron el desafío de aquel filisteo y se llenaron de miedo. 

David dijo a Saúl: ---Majestad, no os desaniméis. Este servidor tuyo irá a luchar con ese filisteo. Pero Saúl respondió: ---No podrás acercarte a ese filisteo para luchar con él, porque eres un muchacho, y él es un guerrero desde mozo. David le replicó: ---Tu servidor es pastor de las ovejas de mi padre, y si viene un león o un oso y se lleva una oveja del rebaño, salgo tras él, lo apaleo y se la quito de la boca, y si me ataca, lo agarro por la melena y lo golpeo hasta matarlo. Tu servidor ha matado leones y osos; ese filisteo incircunciso será uno más, porque ha desafiado a las huestes del Dios vivo. Y añadió: ---El Señor, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, me librará de las manos de ese filisteo. Entonces Saúl le dijo: ---Anda con Dios. Luego vistió a David con su uniforme, le puso un casco de bronce en la cabeza, le puso una loriga y le ciñó su espada sobre el uniforme. David intentó en vano caminar, porque no estaba entrenado, y dijo a Saúl: ---Con esto no puedo caminar, porque no estoy entrenado. Entonces se quitó todo de encima, agarró su cayado, escogió cinco cantos del arroyo, se los echó al zurrón, empuñó la honda y se acercó al filisteo. Éste, precedido de su escudero, iba avanzando acercándose a David; lo miró de arriba abajo y lo despreció, porque era un muchacho de buen color y guapo, y le gritó: ---¿Soy yo, acaso, un perro para que vengas a mí con un palo? Luego maldijo a David invocando a sus dioses, y le dijo: ---Ven acá, y echaré tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo. Pero David le contestó: ---Tú vienes hacia mí armado de espada, lanza y jabalina; yo voy hacia ti en nombre del Señor Todopoderoso, Dios de las huestes de Israel, a las que has desafiado. Hoy te entregará el Señor en mis manos, te venceré, te arrancaré la cabeza de los hombros y echaré tu cadáver y los del campamento filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra, y todo el mundo reconocerá que hay un Dios en Israel, y todos los aquí reunidos reconocerán que el Señor da la victoria sin necesidad de espadas ni lanzas, porque ésta es una guerra del Señor, y él os entregará en nuestro poder. Cuando el filisteo se puso en marcha y se acercaba en dirección de David, éste salió de la formación y corrió velozmente en dirección del filisteo; echó mano al zurrón, sacó una piedra, disparó la honda y le pegó al filisteo en la frente: la piedra se le clavó en la frente y cayó de bruces en tierra. Así venció David al filisteo, con la honda y una piedra; lo mató de un golpe, sin empuñar espada. David corrió y se paró junto al filisteo, le agarró la espada, la desenvainó y lo remató, cortándole la cabeza. Los filisteos, al ver que había muerto su guerrero, huyeron.

COMENTARIO BÍBLICO 

Un poco de vocabulario: las grebas son piezas de la armadura antigua que cubrían la pierna desde la rodilla hasta la base del pie, y la loriga era una armadura hecha de pequeñas láminas imbricadas, normalmente de acero. 

La elección de David con preferencia a sus hermanos sirve para subrayar la libertad de Dios. 

El relato de David y Goliat entremezcla distintas tradiciones. De hecho en otro pasaje de la Biblia se dice que quien venció a Goliat fue Eljanán de Belén (2 Sam 21,19) y en otro más se dice que Eljanán mató a Lajmí, hermano de Goliat (1 Cr 20,5). 

Nunca se había dado  en el Primer Testamento el caso de decidir una contienda mediante un combate singular. Ni el nombre de Goliat ni su armamento son típicos, pero la descripción lo presenta como un gigante de 2,80 metros. 

El pastorcillo David se encuentra con el rey Saúl. Aunque el relato de la unción de David y su entrada al servicio de Saúl como músico se han descrito previamente, aquí parecen ignorarse todas esas circunstancias, señal que el texto bíblico actual es fruto de la mezcla de numerosas tradiciones. 

La respuesta de David a las burlas del filisteo introduce las dimensiones teológicas del acontecimiento; la fuerza de Israel no está en los recursos materiales, sino en el Señor. 

COMENTARIO MISIONERO 

Los dos pasajes tienen en común la atención de Dios hacia lo pequeño y al mismo tiempo nuestra necesaria confianza en Él. Continúan así la tradición bíblica iniciada con el paso del mar narrado en Éxodo. 

“Las apariencias engañan”, pero cuánto nos fijamos nosotros en ellas, cuando lo que Dios observa es el corazón. Con las apariencias fijamos prejuicios y nos falta paciencia para escuchar a Dios y a los otros. La lógica de Dios es el tiempo. Con las prisas nuestro ego va por delante. Dios es tan libre en su elección que ni elige a los hermanos de David por su edad o buena presencia ni rechaza por el mismo motivo, porque de hecho David es descrito como guapo. 

Y la lógica de Dios también rechaza la fuerza. David confía tanto que es capaz de enfrentarse a alguien más fuerte y sin armas porque su fuerza es Dios. David roza casi la ingenuidad. Nos recuerda la frase de Jesús sobre la providencia: “Mirad los lirios del campo...” Al final para rematar a Goliat sí usa la espada, cosa que Jesús, también sin armas, nunca hará ni dejará que los suyos lo hagan aunque sea para defenderle. En la Biblia hay muchas escenas de violencia y de sangre derramada. Jesús va a derramar la suya. Hay otra “arma” actual que Jesús tampoco usará: el dinero, cuyo mal uso genera tanta desigualdad y deja a tantas personas al margen, lo que es contrario a la voluntad de Dios. 

David es un pastor, que tendrá que orientar a su pueblo. Eso nos recuerda a Jesús que se define a sí mismo como el buen pastor y que en muchas de sus parábolas hace referencia a este oficio. 

David no siempre será humilde. De hecho, cuando se volverá prepotente será cuando cometa sus grandes pecados. Olvido de Dios y prepotencia van unidos. 

Qué bien sienta una palabra de ánimo cuando estamos decaídos. Que alguien logre articular esas palabras en los momentos decisivos, y no por falsa estima sino con una confianza profunda, lo sentimos como un regalo. Incluso la despedida: “Ve con Dios” nos suena muy bien, porque además nos trae recuerdos del pasado, pero a la vez qué poco se usa actualmente. 

Necesitamos seguridades y como la incertidumbre y el miedo nos paralizan llegamos incluso a llenarnos de cosas, a atarnos y esclavizarnos a ellas. David se libera de su armadura, con la que no es él, y sale al encuentro del gigante como es. Llenos de armaduras no podemos caminar. Hay muchas cosas que nos impiden ser felices, y de hecho qué pocas bastan para serlo. En un testimonio reciente el misionero que hablaba centró nuestra atención en una foto en la que tenía un niño dormido en brazos ¡Qué felicidad! Nos recordamos la importancia de la teorías del decrecimiento económico: menos es más. 

¿Qué principio seguir en la vida: el principio de la realidad y de la seguridad material, porque de hecho necesitamos comer, o el principio de los ideales y los sueños con los que nos sentimos más realizados? ¿Preferimos un trabajo con sueldo seguro aunque seamos infelices en él o preferimos actividades en las que disfrutemos pero que no conllevan garantías de sueldo? Lo mejor sería combinar ambas sin contraponerlas. Puede haber alternativas en el mismo trabajo. Y lo que rechazamos de plano es la huida porque, si escapamos de una oficina por ejemplo porque en ella los compañeros de trabajo nos caen mal, seguro que nos encontraremos esos mismos compañeros de trabajo con otros nombres pero con las mismas actitudes en cualquier sitio adonde vayamos. 

Alguien que se trabajó mucho en la toma de decisiones y que dio reglas muy claras fue San Ignacio de Loyola. Un libro que nos puede ayudar es: “Decidir según Dios” de Jacques Fédry.

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