miércoles
santo
Is 50,4-9a ● Sal
68,8-10.21-22.31-34 ● Mt 26,14-25
Judas
Palabra de Dios
U
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no de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y
les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?». Ellos se
ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión
propicia para entregarlo. (Mt 26,14-15)
Reflexión
Judas vende a Jesús por treinta monedas de plata. Por el más
bajo móvil que nos podamos imaginar y al valor de un siervo (Ex 21,32). Nada
hubiese podido ser más vulgar e ignominioso. Lo que las profecías anunciaron,
se cumple. La acción de Judas, presente desde siempre a los ojos de Dios, fue
realizada por Judas con total y plena libertad. La libertad humana (en este
caso mal utilizada) es un don, pero utilizarla rectamente es una conquista y es
fruto de la correspondencia a la gracia divina..
Oración
“Éste es el cáliz de la salvación”, y lo he rechazado.
R.: Sálvanos por tu amor,
¡oh Padre!
“Éste es el cáliz de la
salvación”, y no lo he bebido hasta el fondo.
R.: Sálvanos por tu amor,
¡oh Padre!
“Éste es el cáliz de la
salvación”, y he dejado solo a Jesús que lo beba.
R.: Sálvanos por tu amor,
¡oh Padre!
Liberación de nuestras seguridades
“Líbranos del mal”: nuestra oración termina
apelando al amor de Dios en la seguridad de que dará a todos la ayuda necesaria
para superar la prueba, para seguir la peregrinación.
Líbranos, Señor, porque en nosotros
hay siempre la tentación de buscar seguridades, a pesar de que en nuestro
futuro no habrá problemas. Dios nos promete su fidelidad, estar siempre
presente en el momento de la prueba y sobre todo cuando más dispuestos estaríamos
a rendirnos.
Nos indicará el camino para
salir; Él
mismo será la salida.
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