sábado, 5 de abril de 2014

5 de abril de 2014, sábado


sábado cuarta semana

Jr 11,18-20   Sal 7,2-3.9-12   Jn 7,40-53

 

Nicodemo

 

Palabra de Dios

 

N

icodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: «¿Acaso nuestra ley permite juzgar a alguien sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?» Le replicaron: «¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas».

                                                                                                                          (Jn 7,50-52)

Reflexión

     En Nicodemo el miedo se hace valor. Es lo opuesto a lo que pasa en nosotros. El miedo nos hace perder la seguridad y nos lleva a debilitar, si no a traicionar, nuestras convicciones. A veces este miedo nos impide el incondicional compromiso de seguir a Jesús.

     Hace falta empezar a reflexionar que el testimonio valeroso de la fe no está reservado a situaciones límite de peligro o de persecución, sino que es deber de todos los días, testimonio que debemos manifestar en los mil y un detalles de la vida diaria

 

Oración

Por culpa del pan hemos ofendido la justicia.

R.: Borra nuestros pecados. ¡Perdónanos!

Hemos quedado insensibles frente a la miseria.

R.: Borra nuestros pecados. ¡Perdónanos!

Hemos dejado crecer en nosotros la codicia.

R.: Borra nuestros pecados. ¡Perdónanos!

 

Pan en nuestra peregrinación hacia el Reino

     La Palabra de Dios es la comida que nos permite vivir como testigos. En el Padre Nuestro pedimos al Padre, sobre todo, que nos mantenga en este propósito; en el propósito del testimonio que llevamos adelante en Jesús y con Jesús.

     Y este pan para el testimonio está hecho de oración, de amor fraternal, de Eucaristía. Es Jesús quien se hace pan vivo para el testimonio de todos los días. ¡Hagámonos pan de vida para los demás!

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