jueves, 10 de abril de 2014

10 de abril de 2014


jueves quinta semana

Gn 17,3-9   Sal 104,4-9   Jn 8,51-59

 

Vida y muerte

 

Palabra de Dios

 

J

esús dijo a los Judíos: «Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre». Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado. Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: Quien guarde mi palabra no conocerá la muerte para siempre?»      (Jn 8,51-52)

 

Reflexión

     Lo que extraña en los evangelios es ver cómo las autoridades no han logrado reconocer en Jesús al Mesías esperado. Su función los habilita a reconocer al Mesías pero no llegan a descubrir la personalidad divina de Cristo.

     El gran problema entonces es descubrir esta personalidad divina de Jesús y tener la fe necesaria para entrar en esta personalidad, más allá de los signos y de los acontecimientos.

 

Oración

Vivimos sólo si nos sentimos protegidos por ti.

R.: Necesitamos de tu perdón, ¡oh Padre!

Esperamos sólo si tenemos la seguridad de tu cercanía.

R.: Necesitamos de tu perdón, ¡oh Padre!

Amamos sólo si tenemos la sobreabundancia de tu amor.

R.: Necesitamos de tu perdón, ¡oh Padre!

 

Promoviendo la reconciliación

     Para perdonar a los que nos han herido hace falta recorrer un largo camino interior. El punto de llegada es la reconciliación, que es al mismo tiempo esfuerzo del hombre y regalo de Dios. La reconciliación nos indica que el perdón es algo siempre ofrecido, es promesa de futuro puesta a nuestra disposición para permitirnos vivir en el hoy de Dios.

     Para evidenciar la presencia permanente del perdón de Dios entre nosotros, la Iglesia dispone de unas personas, constantes operadores de este perdón.

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