Vuelvo a estar en Ciudad de México en mi último día ya aquí. Cuando el primer grupo de italianos se marchó de México yo volví a la Huasteca, pero en este caso no a la misión de Santa Cruz sino a la otra misión que tenemos en la zona, Acoyotla, donde pasaban sus últimos días el segundo grupo de italianos.
En esos días llovió varias veces y de manera abundante, así que llegó el agua que necesitaban los campos.
Desde la misión se organizó la visita de los italianos a las escuelas y al instituto de Acoyotla (en México no son tan perezosos como en España y ya ha empezado el curso). Eso dio la oportunidad para que fuesen conocidos y por las tardes algunos niños nos visitaban en la misión y pudimos también organizar partidos de baloncesto con los jóvenes. Todo ha resultado muy sencillo y cercano, sin complicaciones... Bueno, alguna complicación gástrica sí ha habido, porque Moctezuma sigue con sus venganzas.
La última tarde que estuvimos en Acoyotla se organizó un piscolabis: quien quería pasaba con comida, nos saludaba y merendábamos juntos. Además un conjunto musical local (trío huasteco) amenizó la tarde y hay quien se animó a bailar el huapango, ritmo local.
Ya en la Ciudad de México, hoy hemos visitado los barrios de Coyoacán y Xochimilco y para esta misma tarde hemos convocado en nuestra casa javeriana una oración tipo Taizé con jóvenes de la parroquia cercana. Promete ser un buen momento de encuentro.
Para mañana tenemos prevista la visita al museo de antropología, y por la tarde las maletas, las lágrimas y al avión.
Si Dios quiere, pronto estaré otra vez en España. Saludos y gracias por el recuerdo y las oraciones.
Antxon
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