sábado, 27 de julio de 2013

Verano 2013 : Méjico (03)

Ha pasado mucho tiempo desde nuestro último mensaje, ¿verdad? Es que estábamos en pleno mundo rural, alejados de la moderna tecnología (¡y que bien viene desconectar de vez en cuando!).
Hemos pasado prácticamente 15 días en una comunidad de la parroquia de Santa Cruz que se llama Xochitzintla, que en realidad significa "debajo de las flores" y no lo que comenté en el mensaje anterior.
Han sido días muy intensos: al inicio con los problemas de adaptación a un mundo que no es el nuestro. Hemos tenido algunos días de muchísimo calor y algún problema con insectos, más las precauciones típicas ante una comida que no es la nuestra habitual (agua hervida y evitar el chile), pero poco a poco, con mucha paciencia y buena voluntad hemos pasado de "sufrir" por estar allí a disfrutar de sus gentes, de su hospitalidad, de sus paisajes, de lo obedientes que son los niños, de la enorme variedad y colorido de las mariposas y, naturalmente, de las flores, que hoy, día en que nos hemos despedido, hemos recibido en profusión. Hoy además, día de Santa Ana, es la fiesta patronal y había banda, procesión, misa solemne con bautizos y baile de las "inditas" (las doncellas que hacen bailes dentro de la liturgia y cantan a la Virgen de Guadalupe).
Además de en Xochitzintla, hemos visitado también las comuidades de Cochiscuatitla (el nombre se las trae, ¿verdad?) y La Laja para celebrar eucaristías. En La Laja permanecimos una semana el año pasado. Se acordaban de nosotros y se muestran como una comunidad muy organizada y puntual (es que el tema de los horarios en esta tierra es bastante aproximativo...).
María, Elena y Sonia, las tres muchachas que me acompañan, han sabido relacionarse muy bien con la población y sobre todo se han sabido adaptar a las carencias de comodidades que en este tipo de experiencias son habituales. De hecho una de las grande lecciones que sacamos tras estas experiencias es la de darnos cuenta de lo poco que reconocemos y agradecemos lo que tenemos en nuestro mundo occidental, siendo como somos unos privilegiados.
Ahora pasaremos dos días de descanso en Santa Cruz y el lunes viajaremos a otra comunidad llamada Pemuche para pasar allí nuestra última semana en las comunidades del mundo rural.
Hoy también hemos tenido noticia del accidente de tren de Galicia. En la eucaristía la población que nos ha recibido estos días ha rezado por las víctimas. Es curiosa esta solidaridad: el vernos a nosotros, españoles, les hace también estar más atentos a las noticias que llegan de nuestro país, y aunque perdidos en un rincón olvidado de nuestro planeta, han querido hacerse cercanos y compartir lo que han oído que ha sucedido en nuestra tierra, porque viéndonos ese dolor lo sienten como propio. "Que ningún sufrimiento nos sea indiferente". Ojalá como occidentales no cerremos tanto los ojos ante el dolor de nuestro mundo, por lejos que esté.

Hasta la próxima, que posiblemente sea desde México DF dentro de 10 días.
Antxon

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