La madrugada del martes viajamos ya hacia
México quienes componemos la expedición de este año: Sonia de Asturias, Elena
de Madrid, María de Cartagena y mi persona. En el aeropuerto nos despidieron
Reme y Gema, "veteranas" de otras experiencias misioneras (gracias
por vuestra presencia) y la familia de Elena, única representante local.
El vuelo resultó muy bien, aunque el
resultado de las horas de sueño fue dispar: Elena y Sonia durmieron desde que
entraron en el avión (claro, la primera venía de un campamento con adolescentes
en donde siempre se acumula sueño y la segunda de terminar el curso y seguido
meterse en un curso muy intensivo de educación a través de la ópera donde
ni el domingo se descansaba).
A la llegada a México no tuvimos dificultades
con los requisitos de inmigración y pudimos en el mismo aeropuerto realizar el
cambio de moneda en condiciones bastante ventajosas.
Andrés, uno de los javerianos que está
en México, fue a buscarnos puntualmente al aeropuerto. Nos han recibido muy
bien los javerianos de aquí.
Según su consejo, esa misma mañana fuimos a
ver el museo de antropología, una de las visitas obligadas en esta ciudad.
Precisamente la Palabra de Dios era la lucha de Jacob con Dios, y viendo las
representaciones religiosas de las variadísimas culturas tradicionales queda
esa sensación de una relación tortuosa con Dios, un tanto angustiada y
tendiendo a lo tremendo: ninguna de las divinidades representadas resulta
agradable. Menos mal que conocemos a Jesús...
Por la tarde y tras una obligatoria siesta
dimos un paseo por el Zócalo, la catedral... y celebramos nuestra primera misa
en el Nuevo Mundo.
Hoy el plan incluye visitar las pirámides
de Teotihuacan y La Villa, donde está la Guadalupana.
Gracias por acompañarnos con vuestras
oraciones. Esperamos poder enviar más noticias mañana.
Antxon
¡Qué alegría recibir noticias vuestras tan pronto! Espero que después de vuestro descanso tanto en el avión (especialmente Sonia y Elena) como en la siesta, estéis totalmente recuperad@s.
ResponderEliminarSí, como dice Antxón, es maravilloso saber que nuestro Dios no es vengativo e inaccesible como ocurre con el Dios de otras religiones o culturas, sino misericordioso, cercano y muchos otros calificativos que demuestran su inconmesurable amor por tod@s nosotr@s. ¡Qué suerte tenemos!
Desde aquí os envío todo mi amor y mi cariño, os tengo presentes en mis oraciones. Que viváis al 100% esta maravillosa experiencia que la vida os brinda. Desde una más que calurosa España os envía un fuerte abrazo a tod@s, Reme.