OMPRESS-CHAD (15-9-14)
Jesús Manuel Calero Perera es un joven misionero javeriano de Canarias que hoy mismo vuelve al Chad. Como cuenta a OMPress, es el país de su misión, donde lleva ya siete años dedicado a la pastoral, el anuncio de la Palabra de Dios, el seguimiento del catecumenado, las comunidades de base, de los jóvenes, de un centro cultural… dedicado a la misión.
Jesús Manuel habla de cómo “la gente tiene mucha sed de la Palabra, y no se encuentra que no crea en Dios”. A su manera todo el mundo tiene clara la dimensión transcendente. En su diócesis, Pala, una diócesis joven que cumple este año su cincuenta aniversario, compagina toda su labor de misionero con el diálogo interreligioso. Es una labor que lleva desde hace un año en un país en el que la mayoría de la población es musulmana. Toda la región del Sahel, cuenta Jesús Manuel, se está sufriendo la tensión creada por el movimiento islamista Boko Haram, que ha proclamado un estado islámico en el norte de Nigeria y que está muy activo en Camerún y Chad.
En el Chad casi el 60% de la población es musulmana, el 20% protestante, el 14% es católica y el resto animista. Un fenómeno reciente de los últimos años es la proliferación de sectas de diversa índole.
Este mayo, 400 participantes se reunieron en Bongor. Eran imanes, pastores protestantes y sacerdotes católicos, con la presencia de los tres grandes líderes religiosos: el presidente de la Conferencia Episcopal, el presidente del Consejo Islámico del Chad y el secretario general de los Protestantes del país. Se trata de promover la convivencia pacífica y el respeto, evitando que la religión como excusa para otros fines.
En Bongor, la comunidad de javerianos la forman cinco misioneros. Uno de ellos, italiano, Marco Bertoni, se ocupa de la radio diocesana, que transmite en siete dialectos diferentes y, como muchas otras radios de África, es más que una simple fuente de noticias. En Bongor, también hay dos comunidades de religiosas, las mojas del Sagrado Corazón que trabajan en el ámbito de la educación y mantienen un dispensario para enfermos de sida, y las hermanas de la Santa Familia de Togo, que se ocupan de la pastoral y se encargan de un centro de acogida para misioneros, porque Bongor es un centro de paso. Las tres comunidades misioneras se coordinan para llevar adelante el cuidado pastoral no sólo de Bongor, sino también de diferentes sectores a las afueras de la ciudad, zonas de sabana, unos 40.000 habitantes.
El método de catecumenado sigue la tradición oral propia de África, en la que la gente aprende de “palabra” de sus “mayores” la tradición. Así se convierte el catecumenado en una especie de iniciación tradicional que acaba en el bautismo, en la que durante cinco años aprenden de memoria ciertos pasajes bíblicos de la vida de Jesus, de los “abuelos” de Jesús – del Antiguo Testamento- y de la vida de la Iglesia – los Hechos de los Apóstoles y los sacramentos.
La lengua vehicular del país es el árabe, aunque el país tiene más de 120 dialectos. Es imposible hablarlos todos así que Jesús Manuel domina el francés y el árabe, A Felipe Rebollo, un javeriano mexicano, que también está viajando a la comunidad de Bongor, le tocará una tarea difícil: aprender el massá… la lengua de una etnia que se encuentra entre Chad y Camerún.
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