miércoles, 24 de abril de 2013

Oración misionera, 28 de abril

JORNADA DE LAS VOCACIONES NATIVAS


 Oración inicial

Señor, te pedimos que vengas
a dilatar nuestros corazones
para que tu caridad
pueda penetrar en ellos
y que con tu amor en nosotros,
seamos capaces de amar como tú
de un amor infinito.

(Hno. Christophe-Marie, Carmel Déchaux de la Provincia de Paris)

 Evangelio del domingo (Juan 13, 31-33a.34-35)

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:
«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en si mismo: pronto lo glorificará.
Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»

Testimonio de amor y perdón

Carlo Castagna vio un día su casa de Erba (Italia) en llamas y dentro encontró degollados a su mujer Paola, a su hija Rafaella (30 años), a su nieto Youssef (apenas dos años) y a una vecina. Ante este hecho reaccionó con estas palabras: “Claro que perdono. Incluso el Padre Nuestro nos dice de perdonar.”

Cuando dicen que es un santo responde: “¡Pero que santo o santo! No me hagan enfadar. Sólo he pedido al Señor la fuerza para llevar también yo la cruz. He tenido la suerte de encontrar en mi vida sacerdotes y cristianos que han sido ejemplos de vida y de fe. Sus palabras, sus experiencias no están vacías de significado para mí y, en el momento de extrema necesidad, he sentido que las enseñanzas recibidas no han sido inútiles y me han sido de ayuda en el momento de la tragedia.”

¿Dónde se aprende a hablar así? “Estas expresiones vienen seguramente de los diálogos que tenía con Paola. Mi mujer y yo hablábamos mucho y los muchachos a menudo estaban también presentes. Cuando, por ejemplo, oíamos noticias de alguna matanza, ambos teníamos la misma idea: piedad por los asesinos y sus familias. Cierto: hay quien sufre inmensamente porque sus personas queridas han perdido la vida. Pero no podíamos menos que pensar también en lo doloroso y angustioso que debe ser pertenecer a la familia de quien mata”.

Silencio y expresiones espontáneas

Oración final (de la Jornada de las Vocaciones Nativas)

Señor, te rogamos
por nuestros hermanos y hermanas
que han respondido "sí"
a tu llamada al sacerdocio,
a la vida consagrada
y a la misión.

Haz que sus existencias
se renueven de día en día,
y se hagan evangelios vivientes.
¡Señor misericordioso y santo,
sigue enviando nuevos operarios
a la mies de tu Reino!

Ayuda a los que has llamado
a seguirte en este tiempo nuestro;
haz que, contemplando tu rostro,
respondan con alegría
a la maravillosa misión
que les has confiado
por el bien de tu Pueblo
y el de todos los pueblos.

Por Jesucristo nuestro Señor.

(Benedicto XVI)

 

 
 

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