Misiones en Ceuta
Tras la insistente petición de Rolando durante estas últimas semanas, que aparentemente mansa, como el agua orada la roca lentamente, me decidí a poner por escrito mi primera experiencia sobre las misiones en Ceuta que tuvieron lugar el pasado verano.
Puedo decir que fue una experiencia de fe del todo recomendable. Amando a Dios, me acerqué a los demás, viviendo como una familia y trabajando codo con codo por el Reino de los Cielos. Me enfrenté a mis prejuicios, a mis miedos y a mis pecados, y comprobé que la confianza en Dios es un camino de vida bello y esforzado, no sin sufrimiento, pero sí con la alegría que nos ofrece la esperanza.
En mi estancia allí, pude comprobar que nuestros hermanos inmigrantes echaban en falta ser tratados como personas dignas, y me reconfortó saber que nosotros les tratábamos como iguales, como hermanos de un mismo Padre.
Charlando con ellos me percaté de las joyas que esconden las culturas africanas: creencias religiosas firmemente arraigadas (¿Qué ha pasado en España, Europa y Occidente con respecto a Dios? Relativismo, ideologías que no buscan la Verdad, riquezas desmedidas… En definitiva: falsos dioses), un fuerte sentimiento comunitario (frente a nuestro individualismo), el orgullo de pertenecer a una familia (que impacta de lleno con el drama del divorcio, al cual no soy ajeno en absoluto)… Su mentalidad les impide emborracharse, ver pornografía, suicidarse, abortar, tirar comida a la basura… ¿Y de verdad pensamos que el supuesto “Tercer Mundo” es pobre? Deberíamos mirarnos al espejo y comparar nuestras miserias espirituales y sociales con las suyas materiales o económicas. Y una vez puesto en práctica este ejercicio, preguntarnos: ¿Y quiénes son más felices? Nos sorprenderíamos. Ellos van a la vanguardia del conocimiento de lo importante, mientras que nosotros hemos confundido el bienestar y los avances de la tecnociencia con la felicidad.
dando clases... |
También me percaté de que esas personas no eran tan distintas a nosotros. Participaban en las redes sociales de internet, eran adolescentes con sueños, estudiantes universitarios, profesionales, trabajadores… Y observé en primera línea cómo de lo imposible brota la realidad, lo posible: me vi, sin saber francés, dando clases de español a francófonos. Fue realmente divertido y sorprendente. Es realmente cierto que si nos dejamos moldear por Él, nos convertimos en instrumentos utilísimos para los demás, para dar gloria a Dios y para nosotros mismos.
Francisco Caballero Díaz
Joven de Madrid
No hay comentarios:
Publicar un comentario