Ya estamos de regreso en México DF tras nuestro periodo en la zona de la Huasteca. La lluvia que no hemos visto allí (y por eso el calor ha sido fuerte y prolongado) la hemos encontrado en la capital.
Estamos muy contentos y satisfechos de lo vivido, sintiendo que hemos crecido como personas, pero que a la vez aún no hemos asimilado todo lo que ha ido sucediendo y las lecciones aprendidas. Nuestra última semana en la Huasteca la hemos pasado en una comunidad llamada Pemuche. Al llegar nos esperaban para saludarnos y darnos flores, lo mismo que han hecho al despedirnos. Hemos dedicado mucho tiempo a los niños: por las mañanas apoyo escolar y por las tardes juegos. También ellos nos han llevado a conocer el lugar del río donde se bañan. En algún momento estos niños han resultado un poco "pesados", o como una madre decía, "es que son muy necios", pero hemos sabido encauzar la relación de forma constructiva y poner límites en los horarios de juegos, que eso también es educación. Al final, contentos ellos y muy contentos nosotros.
Sonia en clase con los niños de Xochizintla |
Elena y el coro de niños de Pemuche |
María corrigiendo ejercicios en Pemuche |
El lugar donde nos hemos alojado en Pemuche era muy fresco por la noche, se dormía muy bien. Yo he preferido dormir a cielo abierto, ensimismado viendo la bóveda celeste cuajada de estrellas, pues una gran ventaja de esta comunidad es la ausencia de peligros... ¡y de mosquitos! Es que fumigan regularmente y eliminan rápido las basuras y así han logrado que los mosquitos, tan molestos por esta zona, sean prácticamente inexistentes.
Hoy el viaje hasta la capital ha resultado un placer por el paisaje, montañoso y verde. México es uno de los primeros países del mundo en biodiversidad.
Uno de los muchos paisajes de ensueño que hemos podido contemplar |
Gracias por la cercanía y el recuerdo. Hasta pronto.
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