jueves, 8 de agosto de 2013

Verano 2013: Méjico (04)

Los cuatro magníficos. De izquierda a derecha: Sonia, Elena, María y Antxon ante la capilla de la comunidad que los misioneros javerianos tienen en México DF para los estudiantes de teología y sus formadores.
Ya estamos de regreso en México DF tras nuestro periodo en la zona de la Huasteca. La lluvia que no hemos visto allí (y por eso el calor ha sido fuerte y prolongado) la hemos encontrado en la capital.
Estamos muy contentos y satisfechos de lo vivido, sintiendo que hemos crecido como personas, pero que a la vez aún no hemos asimilado todo lo que ha ido sucediendo y las lecciones aprendidas. Nuestra última semana en la Huasteca la hemos pasado en una comunidad llamada Pemuche. Al llegar nos esperaban para saludarnos y darnos flores, lo mismo que han hecho al despedirnos. Hemos dedicado mucho tiempo a los niños: por las mañanas apoyo escolar y por las tardes juegos. También ellos nos han llevado a conocer el lugar del río donde se bañan. En algún momento estos niños han resultado un poco "pesados", o como una madre decía, "es que son muy necios", pero hemos sabido encauzar la relación de forma constructiva y poner límites en los horarios de juegos, que eso también es educación. Al final, contentos ellos y muy contentos nosotros.
Sonia en clase con los niños de Xochizintla

Elena y el coro de niños de Pemuche
 
María corrigiendo ejercicios en Pemuche

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El lugar donde nos hemos alojado en Pemuche era muy fresco por la noche, se dormía muy bien. Yo he preferido dormir a cielo abierto, ensimismado viendo la bóveda celeste cuajada de estrellas, pues una gran ventaja de esta comunidad es la ausencia de peligros... ¡y de mosquitos! Es que fumigan regularmente y eliminan rápido las basuras y así han logrado que los mosquitos, tan molestos por esta zona, sean prácticamente inexistentes.
Hoy el viaje hasta la capital ha resultado un placer por el paisaje, montañoso y verde. México es uno de los primeros países del mundo en biodiversidad.
Uno de los muchos paisajes de ensueño que hemos podido contemplar
El martes tenemos previsto volar ya para España, adonde llegaremos si Dios quiere la madrugada del miércoles. Nuestra experiencia se termina, pero que da mucho por recordar y "digerir" todavía...
Gracias por la cercanía y el recuerdo. Hasta pronto.
Antxon saludando a los feligreses al final de la misa en La Laja

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