martes, 14 de mayo de 2013

Oración misionera, 19 de mayo: Pentecostés

 
Acción de gracias por el tiempo de Pascua

Oración inicial

¡Si conocieras el don de Dios,
si tú supieras lo que Dios te ofrece!
Es como lluvia de alegría,
como hoguera en la noche, en el invierno,
como calor de amistad que te acompaña,
como fuerza secreta que surge desde dentro.
Sí, pero más, y es distinto.
 
Si conocieras el don de Dios,
un don que reverbera en dones variadísimos,
como anuncio renovado de noticias buenas,
como pan multiplicado en casa del hambriento,
o fuente que corre en el desierto,
o agua que cura la ceguera,
o luz que ciega a los violentos.
Sí, pero no es eso.
 
Si supieras, si vieras su hermosura,
su poder y su alegría, que transforma,
y su gracia, un mar en que te bañas;
como una danza en libertad
y en comunión, como una flor
de paz y santidad, pero más.
 
Si lo conocieras, dirías: ¡Ven!,
si de Él bebieras ya nunca tendrías sed.
Si conocieras el don de Dios,
te encenderías en amor santo ¡Ven!
 
Espíritu Santo, ¡ven!
Úngeme, alégrame, confórtame, ¡ven!
Libérame, sáciame, embriágame, ¡ven!
Enamórame, transfórmame, úneme, ¡ven!

Palabra de Dios (Hechos 2,1-11)

 
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos preguntaban: "¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua."  

Comentario misionero (de san Guido Mª Conforti, fundador de los javerianos)

- Hoy, fiesta de Pentecostés, se proclaman solemnemente las nuevas ideas, se anuncia la nueva Palabra, que ha cambiado la faz de la tierra y ha sustituido el derecho cruel del más fuerte por la ley de la justicia y del amor.

- De la misma manera que la linfa vital de un árbol se pone en movimiento por la luz y el calor de los rayos solares, así la vida individual y social, la vida moral, no pueden prosperar, no pueden subsistir sin la influencia benéfica del espíritu de Dios que ilumina las mentes con la luz de la verdad, que aviva los corazones con la llama santa del amor, que nos fortalece para la lucha de la vida, que hermana las almas y que quiere hacer de todos los hombres una sola familia.

- El Espíritu santo es Dios derramado, infuso en nuestros corazones; Dios nuestro creador, nuestro Padre, nuestro Amigo, nuestro Hermano; que nos mira y nos escucha, que sonríe amablemente frente a nuestros homenajes y a nuestras muestras de amor.

Silencio meditativo

Oraciones compartidas

Frase meditada

"Sin el Espíritu, Dios está lejos, Cristo pertenece al pasado, el evangelio es letra muerta, la Iglesia es una simple organización, la autoridad es dominio, la misión es propaganda... Pero, en el Espíritu, el cosmos bulle y gime con los dolores del Reino, se hace presente Cristo resucitado, el evangelio es fuerza de vida, la Iglesia significa la comunión trinitaria, la autor¡dad es servicio liberador, la misión es Pentecostés"
(Ignacio IV Hazim, patriarca de la Iglesia greco-ortodoxa de Antioquía)

Canción final
"Ven, Espíritu de Dios"

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