viernes, 1 de marzo de 2013

Los misioneros: reiniciar desde los pobres.

Proponemos un artículo de una revista italiana con algunas reflexiones de algunas/os misioneras/os de diferentes congregaciones y países de origen.

Celebración en una comunidad de Lusaka
Muy apreciado el valor de Benedicto XVI. Al mismo tiempo, hay grande expectación por el nuevo Pontífice, llamado a medirse con enormes retos bien sea dentro de la Iglesia (mayor colegialidad y necesidad de continuar en el trabajo de “limpieza”) como fuera de ella con la vuelta al diálogo ecumenico e interreligioso y un más sincero servicio a los pobres. Estos son los principales deseos que han manifestado unos cien misioneros italianos reunidos en estos días en Trevi (Perusia) en un encuentro de diálogo y formación permanente.

Padre Giuseppe Caramazza, comboniano y periodista, misionero en Kenia y actualmente residente en Londres se ha quedado impresionado por «el alcance histórico de este hecho. Un Papa que sabe retirarse para el bien de la Iglesia es un signo para todos de cómo debemos acercarnos al servicio de la autoridad».

Sor Felicia Muthoni Nyaga, misionera de la Consolata, originaria del Kenia y que estuvo de misionera entre los indios Yanomami, en el Estado de Roraima (Brasil), define la renuncia de Benedicto XVI como un gesto profético. «Nuestro Papa ha sido valiente en evidenciar tanta “suciedad” presente en la Iglesia. Ahora su sacrificio purificará a la Iglesia».

Para la Hna Sonia Sala, joven misionera de la Inmaculada, con experiencia en Brasil, el gesto de Benedicto XVI «no ha sido para huir de su responsabilidad. La humilde toma de conciencia de su concreta imposibilidad de llevar en aguas más profundas el barco de San Pedro es lo que, en este momento, hace de Benedicto XVI el verdadero apóstol que, después de haber hecho todo lo posible, se deja conducir por Otro. Un gesto que hace del Papa una persona muy humana».

La Comboniana Hna. Tarcisia Claravella, que trabajó en Méjico y en África central, subraya que «la renuncia del papa Ratzinger es una demostración de todo su amor por la Iglesia: el hecho de retirarse a orar demuestra que cree en la fuerza del Espíritu que guía la barca de Pedro».

¿Qué esperamos del nuevo Papa? ¿Qué prioridades en su agenda? Padre Godfrey Msumange, joven misionero de la Consolata, de origen tanzano, empieza así: «Que sea bienvenido y mucho más si fuese un hijo de África. Pero ésta es la lógica humana y el Espíritu santo no se atiene a las estadísticas. Espero que el nuevo Papa sepa pasar de una visión euro-céntrica a una poli-céntrica».

Misión entre los Yanomami
Está de acuerdo el Padre Caramazza: «El nuevo Papa deberá enfrentarse con el problema del descentramiento de la Iglesia, siguiendo las indicaciones del Vaticano II. Las Iglesias locales necesitan más libertad en campo litúrgico, en la disciplina eclesiástica, en la elección de sus guías, por lo menos a nivel continental. Emprender este camino, siempre dentro de la unidad de la Iglesia, es urgente y no fácil, pero importante».

Es también lo que piensa el Padre Bruno Piccolo, del PIME, ya misionero en USA y en Filipinas: «Entre las prioridades del nuevo Pontífice veo un empuje más decidido hacia la colegialidad, con un mayor protagonismo de los organismos episcopales continentales. Además pienso que el futuro Papa podría seguir reflexionando sobre el sentido nuevo del ministerio pontificio en clave ecuménica, ya empezado por Woityla».

La Hna. María Luisa Casiraghi, Misionera de la Consolata, misionera en Etiopía y ahora encargada a nivel europeo, afirma: «La Iglesia, en su interior, debe buscar una siempre más profunda transparencia de la vida y de las acciones de las personas que han elegido seguir a Jesús. Los retos, que vienen desde fuera, son muchos. Mi deseo es que el Papa escuche el clamor de los pobres».

Y que sea un Papa «con capacidad de “sentir con el corazón” el grito de los marginados en la Iglesia»: es el deseo también de la Hna Ciaravella que el nuevo sucesor de Pedro «facilite los procesos de enculturación del Evangelio en los diferentes Países así como la dimensión misionera de la Iglesia».

Comunidad cristiana en Roraima :
la iglesia ha sido profanada y quemada.
El Javeriano Padre Mario Menin, director de la revista Missione Oggi, que estuvo de misionero en Brasil, afirma que al lado del diálogo ecuménico y al encuentro entre las religiones, debe ser prioritario para el nuevo Papa «redescubrir la necesidad de evangelizar, según lo que sentía el apóstol Pablo: “¡Ay de mí, si no evangelizo!”. Uno tiene la impresión que no siempre este “¡ay!” queme dentro de la Iglesia jerárquica».

El Padre Rosario Gianattasio, superior de los Javerianos para Italia y presidente del EMI (Editorial Misionera Italiana), desea de corazón que el nuevo Papa ayude a la Iglesia a «reemprender un careo abierto y sereno con el mundo», y que «pastores y teólogos sepan recorrer caminos nuevos para que la Iglesia sea capaz de dar un testimonio actual y original, transformándose en signo de esperanza para todos».

«El problema de la fe, de su “custodia” y de su comunicación al mundo», es para el Padre Livio Maggi, número dos del PIME, que estuvo de misionero en Tailandia, la prioridad absoluta del que subirá al solio de Pedro. Y hay también la urgencia de re-lanzar el ecumenismo y el diálogo con las demás religiones. «Las polémicas contra el Islam han ido aumentando, mientras la intervención de Benedicto XVI en Ratisbona, ha ayudado a romper una pared, dando vida a una reflexión común». Concluye el Padre Maggi: «En su ministerio el Papa Benedicto XVI no tuvo miedo de ir contracorriente, aceptando reacciones, incluso violentas, de los mass-media. Espero que su sucesor haga lo mismo».

Gerolamo Fazzini
En “Famiglia Cristiana” 28/02/2013

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